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Ronald Koeman

Ronald Koeman cogió un fierro caliente desde su primer día como entrenador del FC Barcelona. Y es que más allá del catastrófico final de temporada, perdiendo La Liga con Real Madrid y siendo aplastado en Lisboa por Bayern Múnich, además de la convulsionada relación entre directivos y plantel, la vida del club catalán parece no tener, desde el imaginario popular, una energía extra para lo que se viene.

El punto central de ese temor ha sido la fallida salida de Lionel Messi, factor que habría significado la destrucción total de un equipo ganador; para muchos, el día en que Messi se vaya será el final verdadero. Y sí, Messi saldrá, pero Barcelona no tiene por qué seguir el camino del argentino, ni mucho menos resignarse por su viaje concluyente, que probablemente será en el próximo verano.

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Más allá de la inevitable despedida, Koemen es el elegido. Deberá ser el salvador del barco. Sobre su espalda está el peso de un club que debe resurgir más fuerte o resignarse a caer en la desgracia como un equipo dependiente de los veteranos y la no reconstrucción. No son casos similares ni mucho menos, pero recuerden lo que sucedió con clubes como AC Milán o Manchester United, que vieron cómo el final de una generación puso el final de todo un mundo. Hay que soltarse de los apegos. El futbol no es efímero y un equipo tampoco.

La premisa del proceso de Ronald Koeman es escoger entre dos vías, las cuales, tendrán que comenzarse a aplicar desde esta temporada; limpiar por completo o ir sacando la basura de a poco; darle la confianza a los más jóvenes del plantel, consolidando nuevos referentes, o darles fogueo en compañía de vacas sagradas. Ya salieron Luis Suárez, Arturo Vidal e Ivan Rakitić. Faltan algunos como Gerard Piqué y Jordi Alba, esos que aunque se quedarán un tiempo más, ayudarían en mayor medida dando un paso al costado; en toma de decisiones, jerarquías y facilitando el empoderamiento juvenil. Ceder su puesto.

Hacer un Barcelona nuevo

El problema fundamental de este asunto es el envejecido Barcelona que se vio en la reciente temporada, con una plantilla superior a los 30 años, si hablamos del 11 titular tradicional. Además, jugadores que pasaron su pico de capacidades técnicas y que hoy ya son futbolistas en bajada. No hay que olvidar los pocos jugadores con proyección que tuvieron presencia en el último tiempo, como Carles Aleñá, Carles Pérez, Marc Cucurella o Jean-Clair Todibo, que fueron vendidos o cedidos. Precisamente, esta restructuración debe comenzar por ahí, con los nuevos consentidos, que además le dejarían un buen dinero al club en caso de salir.

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Aunque pueda ser un paso drástico y difícil, lo más seguro es que dará frutos a mediano y largo plazo, desde el tema deportivo y económico. Barcelona y Koeman deberían resignar las posibilidades de títulos, para concentrarse en formar un equipo y que a partir de la temporada 2021-2022 sea el elenco que élite que sabemos que puede ser. Conformar un club joven que esta temporada tenga minutos, que conozcan qué es vestir la camiseta del

conjunto blaugrana, que establezcan una colectividad fuerte y consolidada, para competir en el futuro por los frentes locales e internacionales.

Formar un equipo con jugadores como Ronald Araújo, Frenkie de Jong, Ansu Fati, Pedri, Francisco Trincão, Carles Aleñá. Igualmente hacer dinero, no comprando, sino recuperando el valor de figuras que llegaron por grandes precios, pero que aún no tienen un nivel figurativo; Phillipe Coutinho (145 MDE), Antoine Griezmann (120 MDE) y Ousmane Dembélé (138 MDE). Esos jugadores, carísimos desde su llegada, estuvieron a la sombra de los intocables, refiriéndome a Luis Suárez y Lionel Messi principalmente,
atentando contra el patrimonio del club y contra sus posibilidades individuales.

Claramente, en esta temporada no se logrará un equipo desde cero, pues estarán referentes que aún no son separados. Según lo manifestó el DT holandés a su llegada: “Es momento de dar posibilidades a los jóvenes. Los holandeses no tenemos ni una duda de poner a los jóvenes cuando se lo merecen”.

Aprender a caminar solos

Ningún bebé aprende a caminar por inercia. Hay un guía que lo va llevando de a poco y le va dando esa confianza para en un momento soltarlo. Incluso, en ese proceso de aprender a caminar, las caídas no se ausentan, sino que le dan vida a ese aprendizaje. Si lo comparamos con comunicación para el desarrollo, existe algo llamado Capacidad Instalada, donde una comunidad es capacitada durante un tiempo acerca de una actividad específica; luego, esa comunidad debe llevarla a cabo sin ningún intermediario. Pasa lo mismo con
el FC Barcelona y Lionel Messi.

Esta temporada podrá ser la última del argentino. Tanto los hinchas, como los mismos jugadores deberán saber que luego de su salida habrá que prender a caminar solos, por su cuenta. Y si bien no reemplazarlo, una tarea casi imposible, sí diseñar un proyecto que no tenga a un solo jugador en el centro y el cual no sea dependiente de un talento magnífico, tal como se ha visto desde que Messi se convirtió en el mejor del mundo.

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Miralem Pjanić, que aún no es vaca sagrada, podría ser ese director de orquesta, respaldando un grupo sumamente joven y agregándole la experiencia que siempre se requiere. Los ya veteranos, Piqué, Alba, Busquets y el mismos Sergi Roberto, aunque haciendo parte de este inicio de proyecto, cumpliendo labores de empalme, como si de un ejecutivo nuevo se tratase.

Aprender a caminar también significa aprender a vender. Una de las falencias clara de José María Bartomeu ha sido tu nefasta estrategia para negociar, tanto en entradas como en salidas. Compras exorbitantes que hoy no han dado frutos y que tendrán que recuperarse, como los antes mencionados. Igualmente, ventas, que con el futbol sobrevalorado de hoy no tienen justificación, y menos con el nombre que los respalda; Pedro (15 -16,
 27MDE), Yerry Mina (18-19, 30 MDE), Malcom (18-19, 40 MDE), con la excepción de Neymar y sus 222 MDE. Para esta nueva camada de jugadores hay que aprender a sobrevalorar sus precios, igual a lo que hacen todos los clubes de élite en el mundo.

“Sin disfrutar no se saca el máximo rendimiento”. (Ronald Koeman)

Por: Samuel Vásquez Rivas / @svasquezrivas95

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