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Luis de la Fuente

Yo nací con la luna de plata, nací con alma de pirata. Dice la canción «Veracruz» de Agustín Lara, dedicada a su amigo, Luis «el Pirata» Fuente, conocido por su vida alegre y parrandera fuera del campo y llena de talento dentro del césped. El apodo de Luis de la Fuente y Hoyos se debe a que en su infancia se subía a jugar en los barcos que llegaban al puerto jarocho y la tripulación comenzó a reconocerlo por ese sobrenombre. El Pirata Fuente, no solo es el nombre del estadio del Veracruz; es el nombre de la más grande leyenda futbolística de los Tiburones Rojos.

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Nació el 17 de enero de 1914. Desde niño mostraba afecto al balompié, llamando la atención de los equipos que en esa época iban consolidando la liga azteca. El Aurrerá fue el primer conjunto que le dio la oportunidad de mostrar su talento en la década de 1930, pero duró poco tiempo ahí. El Real Club España lo incorporó en sus filas en el año de 1931. Se coronó campeón por primera vez a sus 19 años en la temporada 33-34.

Su gran actuación provocó que lo llamaran a la Selección Nacional. Así disputaría la clasificación para Italia 1934, perdiendo el encuentro frente a Estados Unidos. México se quedó a un paso de la Copa del Mundo pero Luis «el Pirata» Fuente, deslumbró al futbol internacional.

Valencia y el Racing de Santander competirían por fichar al jarocho. Se convirtió en el primer jugador mexicano en jugar en el extranjero con el Racing, y no lo hizo en cualquier liga, jugó en un país donde el balompié iba en ascenso. El talento de Luis de la Fuente era tan grande que incluso le anotó un gol a otro astro del futbol mundial y figura en ese entonces del Real Madrid: Ricardo Zamora, El Divino.

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Solo permaneció un año en tierras hispanas pero logró demostrar su potente remate de cabeza y su poderío físico, además de su habilidad para eludir contrarios. Volvió con el España en 1935 y ,debido a su gusto por la vie bohème, salió del equipo y prestó sus servicios al Club América, donde fue campeón de Copa en 1938. Al ver su gran actuación, el R.C. España, lo pidió de vuelta, pero Atlético Corrales de Paraguay mostró su interés por De la Fuente. El torneo de 1939-40 lo jugaría en la élite del futbol paraguayo. Al finalizar el año, cuando emprendía otro viaje de regreso a México, el Vélez Sarsfield, de Argentina lo fichó.

El Pirata le hacía honor a su apodo, viajando de un lugar a otro, llegando al balompié sudamericano, donde no la pasó muy bien. A pesar de ser un goleador nato, no pudo evitar la mala racha del equipo y vivió el descenso. Dicen las anécdotas que en su retorno a tierras mexicanas compartió camino con un paisano: Cri-cri.

Regresó a jugar con el desparecido Marte y de nuevo fue campeón en 1942-43. Faltaba algo que coronara su carrera como futbolista. En esa época, el proyecto del futbol profesional estaba consolidándose y Veracruz tenía un puesto en la liga de élite.

Ese sería el epílogo de una trayectoria marcada por los destellos de un genio; jugar para la tierra que lo vio nacer. Luis de la Fuente les brindó los mejores años de toda su historia y se convirtieron en campeones de liga en dos ocasiones, 45-46 y 49-50, además del torneo de Copa en la 47-48. Se retiró del balompié, rechazando una oferta del Barcelona, debido a que su amor por el puerto lo mantuvo viviendo sus últimos años ahí. Además fue director técnico de sus amados Tiburones. Falleció el 28 de mayo de 1972, dejando un vacío en la vida del puerto, en el estadio que lo vio triunfar y que fue testigo de sus hazañas.

Y me fui lejos de Veracruz, algún día hasta tus playas lejanas, tendré que volver…

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Por Jorge Emilio Mendoza Piña / @georgehatetweet

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