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Ibis Club

Pernambuco es la tierra que vio nacer al gran Rivaldo, uno de los genios del futbol mundial que jamás hayamos visto en los últimos veinte años, pero también este poblado brasileño es sede del peor equipo del mundo: el Ibis Sport Club, que juega en la Segunda División estatal.

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El equipo fue fundado en 1938 por la Compañía de Seda y Algodón de Pernambuco. Su emblema es un Ibis: un ave mítica del Antiguo Egipto. Según la mitología egipcia, este animal era la encarnación de Thot, dios de la sabiduría, inventor de la escritura, patrono de los escribas, de las artes, del lenguaje y las ciencias. Este animal, además tenía la capacidad de luchar contra los reptiles y devorar serpientes venenosas.

Esta grandeza simbólica contrasta dramáticamente con el récord de partidos sin ganar. La primera racha perdedora fue en la década de 1980 con 23 juegos sin conocer la victoria. El 20 de julio  de ese año le ganó al Ferroviário… De allí, no volvió a conocer la victoria hasta 1984. Pasaron tres años con 11 meses, 55 partidos, de los cuales 48 fueron derrotas y siete empates. En aquel entonces solo marcó 25 goles a favor y recibió 231 en contra.

A la fecha, el club contabiliza 3 mil 550 goles en contra y 62 a favor. Es decir, su promedio de goles es de 1 por temporada. El peor portero de la historia del club es Jagunzo, a quien en 1979 le anotaron 366 goles, 25 de ellos de túnel. En tanto, su ídolo se llama Mauro Shampoo, quien, en una década que jugó con el equipo, marcó ¡un solo gol!

Mauro Shampoo, quien también es peluquero.

Esta marca perdedora ya figura en el libro Guinness World Records. El club lo presume y hasta con sorna enfatiza que no hay quién les haga competencia. El mismo lema del equipo lo dice todo: Juega en mi contra y sabrás lo que es ganar. En tono jocoso asegura que jamás han perdido contra el Santos, Palmeiras, Gremio o cualquier otro de los colosos brasileños.

Los aficionados no tienen mayor opción que reírse de su desgracia. Las derrotas las festejan como campeonatos. Incluso su actual presidente bromea con esta frase: Es como un alcohólico con su cachaça: sabe qué le hace mal pero no puede dejar el vicio.

 

Por Georgina Larruz Jiménez /@LarruzMG

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