Una de las discusiones más bizantinas es sobre si decir soccer es correcto o no. Con la formación de la Association Football en 1863, muchas cosas empezaron a cambiar, incluyendo la manera en la que se le decía al deporte. Al poco de la formación del football, los jugadores de rugby se juntaron para definir sus propias reglas. Ambos deportes venían de un ancestro en común, y si la separación era inevitable, había que dejar muy en claro cuál era cuál.
Sin embargo, la denominación football se siguió aplicando por un tiempo a las dos disciplinas -ambas seguían usando el pie- por lo que se tuvo que buscar una manera más distintiva de llamarlos, así surgió el Rugger y el Soccer -el cual proviene de una acortación de Association-. De esta forma fue que llegó a los Estados Unidos, que recibieron de buena manera la distinción ya que ellos tenían su propia versión de football -el cual era una mezcla entre el Rugby y el Futbol-. Durante la Segunda Guerra Mundial, los británicos se dieron cuenta de que su término era popular en América gracias a los soldados estadounidenses apostados en la isla.
Durante un tiempo no hubo problema, pero en los ochenta se empezó a volver a usar el término football en Inglaterra por una cuestión de celos y complejos nacionales, ya que ¿cómo iba a ser que los estadounidenses, las antiguas colonias, usaran el término que ellos inventaron? Se volvió a popularizar el football en contraposición al soccer para demostrar que en cuestión de materia lingüística, los ingleses seguían siendo el referente.
En otros países que tienen sus propias versiones de futbol -como Irlanda con el futbol gaélico-, la palabra soccer es útil. Y al final del día, hablar de soccer es hablar también de futbol. Tal vez es un término anticuado o que no tiene sentido si en tu país no existe otro deporte llamado futbol, pero no importa como se le diga: todos entendemos el lenguaje del balón.
Por Bernardo OV