El 18 de abril se celebra el Día del Radioaficionado. A partir de la pelota se han escrito –o más bien se han escuchado– relatos inolvidables sobre lo sucedido en un terreno de juego. Sin duda, la radio es capaz de hacer de un partido aburrido una batalla excepcional y poética; la voz de un narrador o narradora se convierten en verdaderos relatos de gestas propias de la Ilíada.
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Old Firm y Maxwell
Pese a esta era digital en que vivimos, la radio es y seguirá siendo uno de los medios de comunicación masiva más vigentes en el mundo. Para hablar de su creación nos tendríamos que remontar a 1873, cuando el físico escocés James Clerk Maxwell formuló la teoría de las ondas electromagnéticas, que años después sería fundamental para la creación de la radio. A la par que Maxwell creaba su teoría, nacía una legendaria rivalidad entre los clubes escoceses Rangers y Celtic. En consecuencia, la creación de la radio le dio difusión a la rivalidad, o quizás, este impulso fue al revés.
Un centenario muy español
La radio en México no llegó hasta 1921 de la mano de los hermanos Pedro y Adolfo Gómez Fernández, quienes instalaron su equipo de transmisión en la planta baja del Teatro Ideal de la Ciudad de México. Simultáneamente, el presidente Álvaro Obregón reunió a los mejores equipos del país para, con la excusa de celebrar el centenario de la Independencia, llevar a cabo el primer torneo oficial de futbol nacional. En esa ocasión destacaron equipos como: América, Real España, Veracruz, Asturias, Luz y Fuerza (ahora Necaxa), y dos nacientes potencias de la tierra del Tequila: El Guadalajara y el Atlas.
No sería descabellado imaginar que la primera difusión masiva no escrita de futbol en México fue gracias a los hermanos Gómez, precisamente en el campeonato del centenario. Tal vez relataron las hazañas de Antonio Arrecchederra cuando el Real España venció al Asturias en la final. Sin embargo, no existe ninguna fuente que lo confirme.
Detrás de un micrófono
Sin lugar a dudas, la pauta radiofónica se marcó en 1930, cuando se inauguró la Radio Mundial XEN (‘El fonógrafo’), que tras enfocarse en transmitir grandes eventos públicos, comenzó a ser una fuente confiable al servicio de la noticia y el periodismo. En septiembre de ese mismo año, nació la XEW, la cual sobresalió gracias a su planta de cinco mil watts de potencia y su completo alcance nacional. Incluso la señal llegaba al centro de Sudamérica, de ahí que haya tomado el lema “La Voz de la América Latina desde México”.
Pasaron los años y, junto con el futbol, la radio fue tomando fuerza en México, hasta que tarde o temprano la voz de un hombre multifacético, el balón y los micrófonos se hicieron uno mismo: hablemos de Don Fernando Marcos. Antes de Fernando Marcos, los medios de difusión futbolística más populares eran el periódico o presenciar el partido en vivo, pero el excronista se encargó de popularizar el escuchar partidos por la radio.
Una leyenda multifacética
Marcos se encargó de probar cada uno de los aspectos en el mundo del balompié: estudió derecho, pero su vida estaba encaminada a la cancha a como diera lugar; después de ser un mítico futbolista del Asturias, en 1936 se convirtió en árbitro siendo protagonista en una de las tragedias más grandes en la historia del futbol mexicano, la quema del Parque Asturias.
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Una peculiar conclusión
Ese mismo año, Fernando Marcos incursionó en la radio para narrar partidos de futbol. A él se le atribuye el hacer del partido América-Guadalajara una rivalidad más allá del campo, pues después de varias victorias dos por cero del equipo azulcrema sobre los rojiblancos, dijo “la nueva forma de marcar por teléfono a Guadalajara es dos-cero, dos-cero, dos-cero”. Esto despertó mucha antipatía en Jalisco.
Acostumbrado desde siempre a despedir sus comentarios con una conclusión de cuatro palabras, esta rutina hizo de él una institución. Sin embargo, para la historia quedó una de las frases más célebres de la locución deportiva: “El último minuto, también tiene sesenta segundos”, para resucitar esperanzas o en su defecto, advertir tragedias.
El tipo que reveló el juego del hombre
De igual manera, no podemos pasar por alto la figura más importante de la locución deportiva en México: Don Ángel Fernández. Formado en la escuela radiofónica, pronto entendió que de poco servía explicarle al espectador lo que estaba viendo. Sus narraciones siempre se desprendieron de lo objetivo e hizo de las canchas una excusa perfecta para la metáfora.
Enemigo del aburrimiento, hizo de sus transmisiones una lluvia de canciones, anécdotas, poemas, epigramas pero, sobre todo, emociones. Ángel gozaba de una facilidad mental excesiva para poner apodos. Un lateral alemán avanzaba por la banda “Ahí viene Hans Peter Briegel, que en alemán quiere decir Ferrocarriles nacionales de Alemania”.
El rey de la imaginación
Ángel Fernández ofrecía explicaciones ficticias de lo real. Cuando observaba las siglas (CCCP) en el pecho de los soviéticos, él exclamaba “¿Saben que significa eso? ¡Cucurrucucú paloma!”. Rompió el récord del grito de gol más largo, y cuando los partidos se veían cuesta arriba, no dudaba en advertirlo: “Se hunde la nave…, niños y mujeres primero”.
Siempre se refirió al futbol como “el juego del hombre”, pues en él y en las tribunas estaban presentes los simbolismos y representaciones de la sociedad; él notó sus soles y sombras.
Un par de anécdotas que reflejan el poder de la radio deportiva en México
Sería imposible describir las emociones que transmite la narración deportiva por medio de la radio sin presenciar de primera voz los hechos. Por esta razón, no dudé en contactar a mi abuelo: Jose Luis Albarrán, para que me contara lo que era una crónica de Fernando Marcos.
Disfruto mucho hablar de futbol con mi abuelo. Siempre nos extendemos y, pese a que yo le pregunto sobre anécdotas que leí en libros, él las cuenta desde su experiencia en los estadios o escuchando la radio.
Cuéntame sobre Ángel Fernández
“Ángel Fernández era un cronista espectacular. La verdad era muy gritón, pero de esos que emocionan. Recuerdo frases icónicas de él. Le encantaba decir “me paro de pie”, ante una bonita jugada» (interrumpe la plática con una narración, tratado de imitar a Ángel Fernandez).
“De chico recuerdo que me llevaban a los estadios, en específico a Ciudad de los Deportes, vi jugar al Necaxa, al Asturias, al América, al Marte e incluso al Guadalajara. La televisión llegó después y con Jaime (su cuñado) poníamos el partido y le quitamos el volumen para escuchar la narración de Fernando Marcos en la radio, era mucho mejor. En la televisión las narraciones eran muy planas y faltas de emoción. Pero ahora ya no es lo mismo”.
“Ahora ya hay narradores que incluso en las transmisiones se atreven a contar chistes. Entiendo que es su estilo y avances, el partido puede ser muy malo, pero ahí se escondía la magia de Marcos, hacía de un partido aburrido una final de Copa del Mundo”.
“Antes no existían repeticiones ni mucho menos. Al no ver el partido, los narradores tenían que contarte el juego a cada detalle, sin embargo, lo ibas imaginado en tu cabeza y eso lo hacía mucho más emocionante. Narrar por radio es mucho más complejo. Cambiaron la emotividad por la comedia y eso es horrible. Como Marcos nunca habrá dos, sus narraciones eran verdaderas explosiones de emotividad”. (https://canablue.com)
Para los que fueron, para los que son y para los que serán: feliz día de las emociones, feliz día de la locución. Felicidades a cada artista que está detrás de un micrófono.
Por: Diego Albarrán