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Educación ambiental en el futbol

En el marco del Día de la Tierra, se busca crear conciencia sobre el cuidado y respeto de la naturaleza. El impacto ambiental genera efectos negativos en todos los seres vivos, pues las consecuencias se reflejan en distintos problemas, como el aumento de la temperatura global, pérdida de la biodiversidad y la destrucción paulatina de la Capa de Ozono. Por eso hoy te contamos acerca de la educación ambiental en el futbol.

El futbol no queda exento esta crisis 

Esta problemática es una trascendencia mundial, y el balón no queda ajeno a esto. Rutinas tan cotidianas como ir al estadio todos los domingos, comprar  playeras de tus equipos favoritos y coleccionar zapatos de futbol; están generando un impacto sin precedentes, que está provocando una crisis ambiental más grave de lo que imaginamos. 

¿Cuánto afecta tu visita al estadio al medio ambiente? 

El gran problema radica en la emisiones de carbono (el CO2 en la atmósfera, produce el Efecto Invernadero y con ello el Calentamiento Global), y es claro que el espectáculo del balompié al ser un espectáculo termina por reunir a una gran cantidad de gente; el transporte hacia los estadios, los vuelos, la basura generada, la fabricación de playeras y calzado, contaminan a sobremanera

Se estima que en un partido de futbol genera entre 50 y 70 toneladas de basura. Para dimensionar el problema, la CDMX genera casi 13 mil toneladas diarias de residuos. Por si fuera poco, en España, han calculado que en un partido se consume la energía equivalente a 600 hogares. Por otro lado, uniformes y balones, también generan un efecto negativo en la calidad del aire, pues su fabricación requiere de la transformación de elementos, como el petróleo.

En cuanto a los eventos a gran escala, como lo es el Mundial, se emplean ciertas medidas ecológicas, como la remodelación de los estadios en los cuales se usaron materiales reciclados, pero estas medidas nunca han sido suficientes. Tan solo en el Mundial de Sudáfrica 2010, se generaron 2.75 millones de toneladas de CO2, entre en vuelos al torneo, transporte dentro del país y energía usada en estadios y hoteles. 

En Brasil 2014 disminuyó un poco la contaminación, a 2.71 millones de toneladas de dióxido de carbono, esto es equivalente a lo que producen más de 500 mil autos anualmente. Rusia 2018, marcó la pauta de que ¡sí! se puede hacer un Mundial ecológicamente sustentable, pues se usaron materiales amigables al medio ambiente e iluminación LED, en el Estadio Luzhniki. El gran contaminante de este tipo de eventos, son los traslados por avión, los cuales representan el 80% de la emisiones contaminantes generadas durante el certamen. 

¿Atacar parte el problema o soluciones trascendentales?  

La FIFA ha apostado por hacer campos sintéticos y de esta manera ahorrar agua. Aunque esta solución no es viable, pues el caucho de llanta usado contiene químicos cancerígenos, según investigaciones de la Universidad de Washington

En cuanto a los clubes; Tigres en 2015 firmó un acuerdo para donar árboles y recuperar zonas verdes en el área metropolitana. Otro caso de responsabilidad ambiental es el equipo inglés Forest Green Rovers, quienes son el único club en tener la acreditación EMAS (órgano regulador del medio ambiente en Europa), esto lo logran gracias a acciones como el uso de paneles solares, recarga de autos eléctricos y un campo orgánico.

Por su parte, el Real Madrid firmó un acuerdo con Ecoembes, para iniciar una campaña de reciclaje no solo en el Santiago Bernabéu, si no también en todas las instalaciones de Valdebebas, consiguiendo recaudar más de 350 mil kilos de residuos.

En Alemania, el Bayern Múnich, hizo del Allianz Arena un “estadio verde”, en el cual se busca reciclar recursos naturales como el agua. La fachada del inmueble está cubierta por unos paneles capaces de auto lavarse con el agua de lluvia y, por si fuera poco, incluir un plan de reutilización de vasos de plástico, para ser lavados y usados nuevamente. 

¿Cómo puede reducir el futbol y nosotros la crisis ambiental?

Existen varias maneras de combatir el problema y convertir al futbol en un deporte ambientalmente amigable, por ejemplo: podemos evitar jugar partidos de noche para ahorrar electricidad; usar en los estadios energías limpias y renovables como paneles solares o generadores de energía eólica; ahorrar agua en la limpieza de los inmuebles y cuidado del campo; separación de la basura, campañas de concientización a través de los equipos; ser un consumidor responsable dentro de los estadios; usando solo un vaso de plástico para las bebidas; asistir al partido en transporte público o en coche con varias personas. 

Al final del día el futbol es parte del problema, pero debemos de empezar a ocuparnos de la gran crisis ambiental que estamos viviendo, quizás no nos traiga grandes problemas a corto plazo (o al menos eso creemos), pero a largo plazo puede ser una catástrofe sin precedentes; la buena noticia es que estamos a tiempo de enderezar el camino.

Prediquemos en la sociedad con el ejemplo: no usamos botellas de plástico, mejor carguemos con nuestro termo, cuando recorramos distancias cortas, no es necesario ir en coche, mejor usemos la bicicleta o transporte público, apaguemos las luces cuando no son necesarias, cerremos la llave cuando nos lavemos lo dientes o nos bañemos, si tenemos la oportunidad, empezar a usar coche eléctricos, en fin, hay miles de maneras de generar un cambio: : “Con pequeñas acciones, se generan grandes cambios”.

Leer más: ¿Cómo han cambiado los estadios en la historia? – La Reimers Apunta

 

Por: Diego Albarrán / @diego_cuba08

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