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En junio de 2018, en un contexto mundialista, Son Heung-min declaró lo importante que sería la realización de una selección unificada de futbol. Y es que los tiempos han cambiado. Atrás quedaron las divisiones, hoy las dos Coreas parecen caminar al encuentro y detrás de cada nombre aparece una historia, una geografía donde surge la importancia del balón desde el momento en que rueda. Retrato movible, figura de un jugador que se desprende, para encontrar la gramática del acontecimiento y el gol.

Esperanzas de unificación

El antecedente por otra parte, de un posible equipo unificado de futbol, en el plano tanto de la selección de Corea del Sur como en el combinado del Norte, ocurrió en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018. Las dos Coreas marcharon bajo una misma bandera, en el Estadio de Pyeongchang, representando orgullosamente el rostro de un nuevo futuro.

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De ahí que las palabras de Son Heung-min, no solamente guardan un compromiso social, sino que también proyectan la necesidad de construir nociones plurales similares, donde el deporte sea el rostro de una diversidad sostenible a largo plazo.

El futbol tiene esa virtud, posee intrínsecamente la condición de posibilidad de articulación. Pero sobre todo, es el puente que construimos hacia los demás, puente cuya alteridad no depende de la trascendencia sino del amor por el juego.

¿Cuál es la historia de Son Heung-min?

La genealogía crítica nos muestra el rastro goleador del que fuera nombrado en septiembre de 2016 el jugador del mes en la Premier League; mismo que ostenta el reconocimiento al futbolista del año por la Confederación Asiática de Futbol en 2015.

Milita actualmente en el Tottenham Hotspur FC, pero no hay que olvidar cómo comenzó la leyenda de Son Heung-min, en el Hamburgo SV, aquel viejo dinosaurio que por entonces todavía pastaba en los fértiles campos de la Bundesliga. Allí tuvo un total de 20 goles. Luego pasó al Bayern Leverkusen, institución que lo vería realizar 29 anotaciones, subiendo así su promedio. Esta situación eventualmente lo llevaría a Inglaterra, y le permitiría desarrollar a plenitud la movilidad que posee dentro de su posición.

De ahí que miremos la sonrisa con la que se desmarca. Desde la delantera, Son Heung-min sueña con la construcción de un futuro unificado entre Corea del Sur y su homólogo del Norte.

 

Por: Redacción

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