El Derby della Madonnina es uno de los partidos, sino es que el más importante de Italia. El encuentro divide toda Milán, más de 100 años de historia convergen en los 100 metros de campo, en los que no solo 11 jugadores disputan un juego, sino toda una ciudad entra en trance con el choque de dos titanes.
El nombre
Se le llama Derby della Madonnina por la estatua fabricada en 1774 que representa la asunción de la virgen. Por ello es la Madonnina, que quiere decir “mi señora”. La estatua puede ser vista en la cima de la catedral de Milán. Pero para poder entender porqué es tan importante tenemos que regresar a 1905, el inicio de los conflictos.
¿Cómo nació la rivalidad?
En 1899 el Milano Football & Cricket Club fue creado por un grupo de amigos ingleses, los cuales dejaron en la presidencia a Alfred Edwars; tan solo seis años después los problemas internos comenzaron. Una facción de los miembros exigían un cambio en el reglamento para la integración de más jugadores extranjeros. El presidente hizo caso omiso.
Fue así que en 1908 esta facción fundó su propio club: el Football Club Internazionale Milano. Las intenciones eran bastantes obvias, querían sí o sí tener más presencia de jugadores extranjeros en su plantilla. El 18 de octubre de ese mismo año disputaron su primer encuentro de forma “amistosa” en Suiza, en la que el Inter se impuso 2-1. El 10 de enero de 1909 se vieron las caras de forma oficial y esta vez el Milan se impuso 3-2.
Rápidamente la ciudad tomó un bando, ambas escuadras supieron llegar a la afición. Por un lado el Milan estaba ligado fuertemente a la clase trabajadora, mientras que el Inter estaba mayormente relacionado con la clase media. Fue a partir de ese momento que los aficionados del Milán fueron conocidos como choferes de tren, y los taxistas fueron relacionados con el Inter, lo que provocó que la rivalidad aumentara considerablemente.
Compartir un hogar
El hambre de gloria y la calidad de ambas instituciones los fueron haciendo protagonistas de su liga. Los partidos entre ellos daban un brote de calidad nunca antes vista en tierras italianas, el poderoso juego colectivo del Milán contra la sólida defensiva y contundente contragolpe del Inter.
En 1938 el Milano Football Club & Cricket Club cambió su nombre a Associazione Calcio Milano, debido a que la relación inglesa del club no era bien vista por la sociedad facista de Italia.
En 1925 el Milán comenzó el proyecto para la construcción de un nuevo estadio, el cual fue apodado San Siro. El primer encuentro recibió el derbi della Madonnina. Pero las cosas cambiaron 10 años después, el estadio pasó a ser propiedad del Estado. En 1947 el Inter de Milán se convirtió, además del rival odiado, en un inquilino más en San Siro, que a raíz de su llegada pasó a ser Giuseppe Meazza.
El estadio Guiseppe Meazza, fue nombrado de esa manera gracias al delantero que jugó para ambas instituciones. Él no fue el único en portar ambas playeras, entre las figuras más trascendentes se encuentran Andrea Pirlo, Zlatan Ibrahimovic y el único jugador que ha anotado en un derbi a ambas instituciones: Ronaldo.
Pero regresemos a los 60. Desde esta década las llamas fueron en ascenso. El Milan obtuvo el campeonato de Europa en 1963 y el Inter en 1964. Desde ese momento Milán se convirtió en la primera y única ciudad en ser hogar de dos campeones de Europa. A nivel local ambos peleaban constantemente los primeros lugares, y eso aumentaba cada vez más el morbo de la población cuando tenían que chocar fuerzas.
Polos iguales
Ambas instituciones demostraron la calidad de sus plantillas torneo a torneo, provocando que hasta entre sus jugadores surgiera una competencia con sus contrarios. Este es el caso de Sandro Mazzola y Gianni Rivera. Ambos italianos, ambos con gran talento.
Mazzola tenía una gran velocidad, un gran nivel ofensivo, mientras que Rivera tenía una visión de juego de otro nivel, y sus trazos largos eran de otro mundo. El ver al Inter enfrentar al Milán era una forma más de demostrar quién estaba en mejor momento, quien pesaba más, quién podía brillar más alto.
Su conflicto no se quedó en tierras nacionales, sino que lo llevaron hasta la mismísima Selección Italiana. Nunca pudieron jugar juntos. A pesar de no ocupar exactamente la misma posición, cuando ambos estaban en el terreno de juego el combinado simplemente no caminaba. Era más fácil tener a uno en la banca y que entrará como revulsivo.
La Selección Italiana fue la única en verse involucrada en esta rivalidad. Para la Copa Mundial de 1990, celebrada en Italia, Países Bajos se midió antes Alemania en octavos de final; recordemos que el tridente neerlandés conformado por Gullit, Rijkaard y van Basten jugaban en el Milan, mientras que el tridente alemán Bhreme, Matthaüs y Klinsmann defendían al Inter.
Para hacer más interesante el partido entre ambas selecciones, éste se dio en el Guiseppe Meazza, lo que hizo inevitable las comparaciones con Derby della Madonnina. El partido terminó 2-1 a favor de los alemanes, un triunfo moral para los fanáticos del Inter.
Pero después de todo esto, tanto el Inter como el Milan entraron en una baja de nivel de juego. Solo por mencionar un ejemplo, el Inter entró en una sequía de títulos ligueros desde 1989 que pudo sacudirse hasta el 2006, cuando la Juventus fue despojada por el Calciopolis.
Pero sin importar la baja en su nivel de juego, y poco protagonismo reciente de ambas instituciones a nivel europeo, cada vez que ambos se ven las caras la ciudad se detiene. Las gradas cantan, bailan, fuerzan sus gargantas cada vez más para dar el grito de guerra que termine por resonar los 113 años de historia que demuestran que esto es más que un derbi.
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Por: Miguel Ángel Bustamante Rosas / @MiguelB07