El Mallorca es un cuadro que se ha hecho viejo y al que los resultados no han favorecido. Son precisamente los rojillos, los que hace poco más de 16 años, alcanzaron el punto más alto de su historia. Aquí lo recordamos.
Corrían los primeros meses del año 2001, cuando la Liga española vivía una época de recambios importantes. El Mallorca, dirigido por Luis Aragonés y que en la cancha comandaba Samuel Eto’o, practicaba un futbol vertical, de pegada, efectivo, que culminaría aquella temporada con el mejor registro para la institución, con 71 unidades, y la tercera plaza de la competencia, además del boleto a la fase grupal de la Champions.
Aquel equipo incluía a figuras como el Mono Burgos en el arco, Luque o Ariel Ibagaza; esos meses fueron mágicos para su afición, y por lo menos durante esa temporada la propuesta era de un futbol agradable. Además del sitio de honor, consiguieron 61 anotaciones, que les colocaron como la mejor cuarta ofensiva, y en defensa, apenas recibieron 43, colocándose en la tercera posición en este mismo rubro.
Te puede interesar: Bukaneros y Rayo Vallecano: la vida pirata es la vida mejor
El fuerte carácter de Aragonés se impuso sobre el grupo, que se refugiaba en un Eto’o muy joven, pero no menos capaz. Esta campaña dejó para el recuerdo la discusión acalorada en el campo de La Romareda, cuando el africano es sustituido al comienzo del segundo tiempo, y al pasar frente a su entrenador advierte: siempre son los mismos cambios. En eso, el técnico -de escasa paciencia, pero siempre frontal-, inmortalizó la imagen siguiente: tomó a Samuel por el pecho, y lo zangoloteó varias veces, advirtiéndole:
«Conmigo no, míreme a la cara, conmigo esto no va a suceder».
El propio Aragonés dejó a la institución tras esa Liga, partiendo al rescate del Atlético, su Atlético, que había descendido a Segunda. Pero el futbol y las coincidencias se encargarían de reencontrarles años más tarde. Ya empezado el curso 2003-04, recaló en la isla para hacerse cargo de las riendas nuevamente.
En esta nueva reunión con Eto’o -que marcó 17 veces-, consiguieron, gracias a las 51 unidades sumadas, salvar al Mallorca del descenso. La verdadera crisis rojilla comenzaría al término de esa temporada, con la partida, otra vez, del técnico, y ahora del delantero camerunés, con rumbo a Barcelona.
Hoy, el fanático del Mallorca tiene que retroceder 19 años atrás, para disfrutar del mayor logro de su club. Esta historia, como todas las que valen la pena, cuenta con un guion de héroes y villanos, y por lo menos en aquel 2001, todo pintaba mejor. O al menos eso fue lo que Eto’o le confesó a Fiebre Maldini:
«Fueron meses increíbles los que viví ahí, amaba la rutina que tenía, mi vida dentro y fuera del campo; Aragonés me hizo creer que podía ser un jugador diferente. Ahora, mi hijo es aficionado del equipo».
Texto: Rubén Guerrero Atilano/@RubenGuerreroA