Hobsbawm es uno de los nombres más famosos dentro de la historia y las humanidades en general. Esto se debe, entre otros factores, a su trayectoria como pensador del siglo XX. Es claro que uno de los grandes acontecimientos del pasado centenio es la expansión del deporte como entretenimiento. Es este lazo el que une a Eric Hobsbawm con el futbol: su nacimiento y desarrollo como fenómeno de masas en los últimos cien años del milenio que queda atrás.
La periodista Verena Glass entrevistó al historiador inglés en junio de 2006. En el epicentro del Mundial Alemania 2006, lo cuestionó respecto al papel del balompié y de este evento en particular. Sobre todo, teniendo en cuenta que durante la Copa del Mundo, el planeta se paraliza y todo gira en torno a la pelota.
Eric Hobsbawm y el futbol
Entre los temas tocados, Glass llamó la atención sobre la fuerza con la que el nacionalismo aparece en esta época: la gente sale a las calles con los jerseys de sus combinados nacionales y se fraterniza en nombre de once sujetos que representan a toda una nación a miles de kilómetros.
Hobsbawm comenta que “la capacidad del fútbol para convertirse en un símbolo de identidad nacional es harto conocida desde hace mucho tiempo. En mi libro sobre el nacionalismo escribí que la comunidad imaginaria de millones parece ser más realista que la de un equipo de once personas. No cabe duda de que, actualmente, esto es más importante que nunca antes en la historia, porque los grandes jugadores son reclutados de casi todos los rincones del planeta. El participar en una Copa del Mundo es lo que hace que personas que viven en Togo o Camerún se percaten de que son ciudadanos de sus países. Puedo entender el atractivo de este tipo de patriotismo, pero yo no tengo el menor entusiasmo por ningún tipo de nacionalismo.”
Las transnacionales
Otro tema que tocaron en aquella conversación fue el poder que las grandes empresas transnacionales tienen. Y no importa si se habla sobre los jugadores que saltan al campo, los horarios, uniformes e incluso los formatos de la competencia: “la FIFA forzó de hecho a los holandeses a cambiar de pantalones, porque los que llevaban tenían el logo de una cerveza holandesa que compite con la Budweiser, patrocinadora oficial de la Copa.”
Sin embargo, el historiador inglés, no paró ahí. También analizó en su declaración cómo el balompié se encuentra profundamente enraizado en el “capitalismo mediático global”. Cómo, sin éste, le sería imposible sostenerse como uno de los espectáculos más importantes del mundo.
Al respecto, Eric Hobsbawm aseguró que “el fútbol, en general, está dominado por un puñado de equipos europeos, como el Manchester United, el Real Madrid, el Milan, etc., que, desde los años ochenta, reclutan a sus jugadores en todos los rincones del mundo. Algunos otros equipos europeos ganan dinero descubriendo talentos en el exterior, comprándolos baratos y revendiéndolos a los grandes. Eso viene ocurriendo con frecuencia con jugadores brasileños y argentinos, por ejemplo.”
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Por último, no dejó de subrayar lo llamativa que resulta la contradicción que se sostiene en el centro del futbol. Si bien es un juego sumamente globalizado, hay en su núcleo un principio sumamente nacionalista que le posibilita sostenerse. “Lo paradójico de esa situación es que el atractivo global del fútbol, que genera un enorme público del que transnacionales como la Nike sacan beneficio, se funda en el atractivo nacional del juego. La Copa del Mundo es el ejemplo más espectacular de eso. Aquí está la contradicción. Las implicaciones políticas, económicas y sociales de esa situación no han sido suficientemente analizadas.”
Las posibilidades políticas
Por último, analizó las posibilidades políticas y económicas que se tejen en el Mundial, sus consecuencias, así como el papel que pueden llegar a jugar los posicionamientos políticos de los jugadores.
“La Copa, en sí misma, probablemente no tenga ningún fondo político particular, pero, lo mismo que las Olimpíadas, es con seguridad vulnerable a las presiones y promesas diplomáticas o de otra naturaleza de los países poderosos. Desgraciadamente, ganar la Copa tiene que favorecer al régimen del país, como ocurrió en la Argentina durante la dictadura militar, incluso con independencia de las posiciones políticas de sus jugadores. Solo puede esperarse que los ganadores de la Copa del Mundo tengan regímenes aceptables.”
Esta es solo una pequeña entrevista que recoge la relación que existió entre Eric Hobsbawm y el futbol. En ella podemos apreciar su perspectiva respecto a uno de los fenómenos más impresionantes del siglo pasado. La pelota fue un referente fundamental para comprender la cultura del siglo XX. Que uno de los más grandes historiadores reparara en ello, no hace sino confirmar su protagonismo.
Por: Alberto Roman / @AlbertoRomanGar