Scroll Top
Kopa

Raymond Kopa junto con Michel Platini, Zinedine Zidane y Jean-Pierre Papin, es uno de los ganadores del Balón de Oro. Kopa lo logró en 1958, y es uno de los mejores jugadores franceses que ha tenido el balompié. Fue apodado El Napoleón del futbol por el periodista inglés Desmond Hackett, debido a su manera de gobernar el juego a pesar de su estatura -un metro y sesenta y ocho centímetros-. Medía lo mismo que otro Napoleón Bonaparte. Tal vez el apodo tiene más razones de ser que solamente la nacionalidad y la habilidad.

Te puede interesar: Helenio Herrera, el primer filósofo del futbol

Uno nació en Nœux-les-Mines, el otro en la recientemente anexada Córcega. Ambos cambiaron sus nombres – Napoleone di Buonaparte y Raymond Kopaszewski-. Hijos de inmigrantes italianos y polacos, a la edad de 10 años uno iba a Francia a estudiar en la escuela militar, mientras que el otro empezaba a demostrar su talento con la pelota en el Noeux-les-Mines FC. A los 16 años, Bonaparte era Teniente Segundo de Artillería, y Kopa -a los 17- participaba en el Concurso del Joven Futbolista, quedando en segundo lugar nacional y firmando un contrato con el Angers de la Segunda División.

Lee más: Rinus Michels, el nacimiento del futbol total

Ambos conocieron a sus esposas a través del campo de batalla: Bonaparte conoció a Josefina por otro dirigente de la Revolución, Paul Barras. Kopa conoció a su esposa Christiane por ser hermana de uno de sus compañeros de equipo.

Ambos tenían un don natural, un carácter agresivo para ir al ataque, creatividad e ingenio. Sus logros los llevaron pronto a las grandes ligas. Bonaparte fue nombrado General Brigadier, logrando la conquista de Italia y derrotas humillantes para Austria. Por su parte, luego de dos años en el Angers, Kopa era fichado por el Stade de Reims, donde creó el futbol champagne junto con Fontaine, Muller, Piantoni y Vicent. Llamado así por la delicia que generaba verlo, Kopa llevó al equipo a la primera final de la Copa de Europa en el 56, la cual perdió contra el Real Madrid. La temporada siguiente, Kopa ya estaba en Chamartín.

Ambos, Kopa y Bonaparte, conquistaron Europa. Kopa, junto con Di Stéfano y Puskás consiguieron tres Copas de Europa consecutivas, creando una dinastía en el club merengue y un recuerdo imborrable para el mundo del futbol. Para lo gloria de Francia, participó en el Mundial de Suiza 1954 y Suecia 1958, donde estaba llamado a la grandeza junto con Just Fontaine, pero tuvieron la mala fortuna de cruzarse con un jovencito llamado Pelé; igual que Bonaparte tuvo la desgracia de cruzarse con el Duque de Wellington.

Con el Código Napoleónico y el primer sindicato de futbolistas franceses, Bonaparte y Kopa también demostraron su interés por la justicia. A Kopa le costó nunca más ser llamado para la Selección Francesa. Finalmente, después de sus años de gloria en Madrid, Kopa regresó al Reims para levantar un título más y retirarse en Córcega.

El legado del Napoleón del futbol y del Pequeño Cabo para los franceses puede ser desbalanceado. Bonaparte por su lado es reconocido mundialmente y a muchos siglos de su muerte, mientras que Kopa será olvidado conforme los que lo vieron también desaparezcan y sólo quede el nombre en el estadio de Angers.. Pero para el futbol, Raymond Kopa fue un precursor del 10: aquel que siempre tiene la respuesta, como el mejor general a sus tropas en medio de la batalla.

Leer más: El amargo adiós de Zinedine Zidane

Síguenos en Google News 

Por Bernardo OV / @bernaov

Entradas relacionadas