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Raúl Jiménez

El asfalto de la carretera 57 nos conduce a uno de los 84 municipios del Estado de Hidalgo. Un lugar relativamente cercano a la capital del país y a su bullicio, un municipio cuyo nombre proviene del vocablo nahuatl “Tepexitl” que significa lugar de peñascos en la traducción más aceptada. En este lugar de llanos y canchas copadas de jóvenes que sueñan con llegar a primera división nació hace algunas primaveras Raúl Jiménez.

El camino de Raúl Jiménez

Exacto y a veces distante, como can estepario, justo y letal, de un gran olfato goleador y mirada astuta para no ser detectado por las defensas rivales, preciso en el disparo y mortal en el cabeceo, Jimenez es un mortífero ariete de sagaces movimientos y suaves desplazamientos en el área rival, invasor del rectángulo verde, heraldo del gol. Así es el líder de la jauría, el gran lobo solitario que comanda el ataque de  “The Wolves” en la Premier League

Raúl Jimenez es un jugador hecho de la forma más literal en la cantera de Coapa. Forjado en los entrenamientos del club mientras veía a estrellas como Adolfo Ríos, Oswaldo Sánchez, Hugo Castillo, Cuauhtémoc Blanco o Carlos Hermosillo en su última etapa con los americanistas allá por el año 2000. Cada uno en diferentes momentos y de distintos estilos, todo eso a la par de que el pequeño Raúl soñaba un día debutar con el primer equipo. 

El reloj siguió avanzando y su marcha no se detuvo. Raúl continuó jugando y anotando, afilando los sentidos, conquistando Coapa y a la afición azulcrema

El Lobo Colchonero

Ya lo dijo hace muchos años un sabio del futbol llamado Carlos Miloc: “El táctico es el gol”. Tal vez por esa razón, y su falta de minutos, su etapa como colchonero no fue la mejor en relación a números o a resultados. Aunque si le alcanzó para ser parte del equipo vencedor de la Super Copa de España 2014 y derrotar al Real Madrid. No hay duda de que el aprendizaje cuesta, a veces más de lo esperado. Aunque, sin lugar a dudas, fue una gran experiencia para Raúl estar bajo las órdenes de Diego Simeone

Tal vez en sus recuerdos sólo queda aquella presentación en el Estadio Vicente Calderón en donde se negó a besar el escudo colchonero al momento de dominar el balón en el césped a petición de los medios de comunicación y un duelo de mexicanos en un derbi de Madrid enfrentando a Javier Hernández vestido de “Merengue” con los de la casa blanca.

Los éxitos en Portugal

Después de eso al hidalguense solo le quedó partir a Portugal a buscar nuevas presas de caza y nuevas llanuras por las cuales vagar y vagar. Ahí logró ganarse un lugar en el equipo y ser parte de la hegemonía del Benfica en la Primeira Liga del país luso. 

Consiguió alzar el título liguero en 2016 y 2017 además de la Copa de Portugal y la Super Copa. También tuvo la  fortuna de participar en Liga de Campeones de Europa con las Águilas y anotar un doblete ante Astana FC, de Kazajstán en fase de grupos y contra Bayern de Múnich en la edición 2015-16 disputando los cuartos de final.

Lo hizo bien para un joven que apenas unas temporadas atrás recibía indicaciones de Alfredo Tena, antes de entrar al campo de juego y debutar en la primera división mexicana en aquel Apertura 2011 contra Monarcas.

La carrera de Raúl es literalmente una vida que se resume en idas y vueltas: de Tepeji del Río a Madrid, de Coapa a los Olímpicos de Londres en 2012 y probar el metal áureo, de ser colchonero a jugar con Benfica. 

La llegada a la Premier League

Los vientos europeos movieron el balón de Raúl en dirección a las tierras del norte. En una región que posee castillos y fértiles campos, que evoca de igual forma el legado de Margaret Thatcher “La Dama de hierro” o de Bobby Moore y la selección de 1966. Una nueva oportunidad había llegado: tocaba defender la casaca del Wolverhampton y ser parte de una jauría que ya no estaba dispuesta a estar en ese limbo de penurias que significa deambular entre divisiones. 

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La ciudad de Wolverhampton es muy diferente a Tepeji. Allá no existe ese fantástico ambiente de la provincia mexicana donde aún hay gente que se levantan al molino a moler su maíz, lugares donde se habla de nixtamal y atole de teja. En la tierra de los “Lobos” a muchos kilómetros de distancia de territorio hidalguense y cruzando el océano no hay tamales verdes junto a la plaza principal.

Sin embargo, el balón rueda en todos lados. El nacido en Tepeji ahora hace soñar a la gente con jugadas fantásticas y hazañas colosales. Ese ha sido el idilio de Raúl Jiménez con el gol y con la afición en tierras de “The Wolves” donde está viviendo una de las más geniales etapas de su carrera. 

El ascenso

No hay duda de que jugar en la Premier League significa estar a un nivel muy alto. estar en un club que no siempre piensa en jugar la Europa League y demostrar tu calidad en momentos determinantes sin duda es de aplaudirse. Festejar un gol y ponerse la máscara de “Carístico”, un referente de la lucha libre mexicana, ha sido una de las formas en las que Jimenez pone en alto el nombre de México.

Jugar ante Chelsea, Manchester United, Manchester City Arsenal, habla de la confianza que el equipo ha depositado en el mexicano. La visión de Nuno Espiritu Santo al frente del club es parte gradual del fenómeno.

El golazo de cabeza ante el Liverpool en la jornada 24 de la campaña 2019-20 no fue obra de la casualidad. Es el resultado de una técnica que se ha ido puliendo año con año, temporada tras temporada, mientras los ojos del goleador siguen agudizando su campo de visión.

El amor de la manada

Ahora es un jugador que cuenta con mucha experiencia en torneos de alto nivel. Ha jugado desde Copa del Mundo, la UEFA Europa League y UEFA Champions League en diferentes ediciones. Además participó en la Copa Oro, la Copa Confederaciones de 2017, la Super Copa de España y La Copa América. Toda esa experiencia ha detonado en gran medida el nivel que, en su día, presentó el mexicano en la Premier League.

Lo anterior desató la euforia en la afición. El graderío se sintió identificado con él. Algún sector del estadio comenzó a portar sarapes y sombreros de charro, camisetas con su nombre y a comprar uno que otro jersey de la selección mexicana. Gritaron y festejaron sus anotaciones, le cantaron, a veces pronunciaron mal o de forma extraña su apellido, pero estaban contentos con él. El club encontró un referente, un icono con mucho carisma.

Un lobo lastimado

Las temporadas que tuvo Raúl Jiménez hasta el arranque de la 2020-21 habían sido muy valiosas para él, para México y para la afición de Wolves. El enamoramiento entre club-jugador estaba latente hasta que un cabezazo contra el brasileño David Luiz cambió su vida y la dirección de su carrera.

El 29 de noviembre del 2020, en un tiro de esquina para Wolves frente al Arsenal, un choque contra el ex de la Canarinha lo dejó tendido en el campo. La afición todavía no regresaba al estadio por la emergencia sanitaria de Covid-19 y en la transmisión se llegó a escuchar el impacto entre cabezas.

Raúl fue el más lastimado. Se quedó inconsciente por minutos. Tuvieron que asistirlo con oxígeno y su vida estaba expuesta en la cancha del Emirates Stadium. Las siguientes horas fueron críticas y cuando se conoció su diagnóstico, a más de uno le causó escalofríos: fractura en el cráneo.

Jiménez no volvió a ser el mismo, aquel día supo que estuvo muy cerca de morir y pasaron meses para que volviera a pegarle al balón. Su salud condicionó su confianza en la cancha y no volvió a marcar de 24 goles en dos años. Asistió al Mundial de Qatar 2022 fuera de ritmo y mermó en la conexión que tuvo con la afición mexicana.

La influencia

El fenómeno de Raúl Jimenez fue positivo en la sociedad mexicana, en todos los sentidos. Desde el marketing deportivo que se generó por la venta de sus camisetas en el país o los fantásticos números y seguidores que presentan las cuentas de Instagram o Twitter de su club hasta en el ámbito social y educativo. Sobre todo en la juventud que estaba ávida, necesitada de héroes, ídolos que consagraran su vida al deporte y no al crimen.

El impacto de Raúl Jimenez cayó con mucho peso en un país que necesitaba dejar de venerar a aquellos que lastiman a la sociedad y cuyas historias aparecen en sangrientos corridos o en series de tv y que muchos buscan emular.

En el corazón de la afición mexicana siempre habrá espacio para el “Lobo” que deja el alma en cada partido. Siempre habrá un lugar para suspirar mientras vemos aquel gol de chilena frente a Panamá, cuando México agonizaba y estaba al borde de la eliminación, tan cerca de perderse la cita de mundialista de Brasil 2014.

Definitivamente siempre lo recordaremos como un depredador del área, al cuidado de su jauría, líder de la manada, estratega del área chica, héroe de Wolverhampton y orgullo de Tepeji del Río. 

Por: Carlos Eduardo Silva / @SAGA0003

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