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Marco van Basten

Dentro del misterioso mundo de la numerología (significados ocultos entre los números) el 28 representa la llegada de un fin en algún evento cotidiano, presagiando un paso hacia un mejor futuro. Dudo si el futuro de Marco van Basten dio paso a algo más prometedor, pero lo que es un hecho es que a los 28 años tuvo que renunciar a sus característicos remates elásticos y su habitual estancia en el área rival. En el mejor momento de su carrera van Basten dijo adiós al futbol.

Pese a la brevedad de su trayectoria fue capaz de convertirse en un referente del balompié en la década de los ochenta y noventa. Su irrupción en las canchas significó una modernización en la posición de centrodelantero, llevándola a un grado nunca antes visto. A través de la disciplina neerlandesa, se convirtió en un “9” con habilidades de “10” y con la conducción o verticalidad de un centrocampista. Entrando en el ambiguo argot de futbolista “completo”. 

Su leyenda comenzó en Utrecht, Países Bajos, un 31 de octubre de 1964. Todo parecía que el pequeño Marco vincularía su vida con el mundo de la música, ya que su abuela lo sentaba durante varias horas en el piano. Era su hermano Stanley (en honor a la leyenda Stanley Mathews) quien estaría destinado a vestir de shorts y botines. Sin embargo, con el paso del tiempo, Marco fue desarrollando más las piernas de futbolista que los dedos de pianista y con tan solo seis años comenzó su carrera futbolística en el UCS EDO (el club de su infancia). 

Los roles de los hijos van Basten se habían invertido. Tan solo una temporada le bastó para que en 1979 el UVV Utrecht se hiciera con sus servicios. Leo Beenhakker (exentrenador del América) intentó ficharlo para el Feyenoord de Rotterdam y durante ese mismo lapso el PSV Eindhoven se agregó a la pugna, pero la distancia de ambas ciudades con respecto a Utrecht evitaron dichos fichajes. 

Con tan solo 16 años de edad se unió a las filas del club con más tradición del futbol neerlandés: el Ajax de Ámsterdam. Sus primeros pasos los dio en el equipo juvenil, pero prematuramente ascendió al Jong Ajax (el equipo de reservas) y tras el apendicitis sufrido por el delantero titular del equipo, su debut llegó antes de tiempo. Aquel día Marco van Basten marcó cuatro goles y los delanteros del primer equipo comenzaban a temer por su llegada. 

Sustituyendo a Johan Cruyff, Marco tocó por primera vez la cancha de los “niños grandes” y sería cuestión de minutos para que arribara su primer gol como profesional. Un debut lleno de simbolismos, donde la estafeta del ídolo mayor del Ajax pasaba a la siguiente generación y vaya que le sacó jugo a esa estafeta. 

En 174 partidos con la elástica del Ajax logró 154 anotaciones; sin dejar de mencionar los siete títulos conseguidos en seis campañas. Además, de cuatro títulos de goleo en la Eredivisie. 

Su 1.88 de altura ya era demasiado imponente en una pecera tan pequeña, Marco optó por buscar nuevos desafíos y un futbol que pudiera detenerlo. Con 23 años el A.C Milan se hizo con sus servicios, conformándose así el histórico Milan de los neerlandeses (van Basten, Gullit y Rijkaard) bajo las órdenes de Arrigo Sacchi. 

Aquella temporada debut estuvo marcada por sus lesiones de clavícula y tobillo, pero también por aquel juego ante el Napoli en donde van Batsen anotó y definió el rumbo del campeonato italiano; siendo los rossoneri campeones del certamen por primera vez en 11 años. 

Los tifosi de Il Diavolo aún no quedaban satisfechos con el rendimiento de Marco y esperaban que sus lesiones tan solo fueran cuestión de tiempo (desgraciadamente no fue así). Sin embargo, el verano de 1988 fue su espacio de redención y qué mejor evento para demostrarlo que la Eurocopa con sede en Alemania. 

Los neerlandeses debutaron con una derrota ante la Unión Soviética, mientras que su mejor delantero (Marco) no aparecía en el cuadro titular debido a la recuperación de sus lesiones. Para el siguiente partido, ante Inglaterra, conoció la titularidad y se despachó con un hat-trick. 

Tal como en el Mundial de 1974, Países Bajos fue el equipo sensación del torneo. En semifinales vencieron a la Mannschaft, siendo van Basten uno de los grandes protagonistas y en la final derrotaron 2-0 a la Unión Soviética; logrando así su primer título como selección. Aquel partido es recordado por esa mítica volea que Marco prendió desde el sector de la derecha para dejar boquiabierto a más de uno. Aquella volea le valdría el apodo de cisne y la comparación con artistas como Rembrandt y Van Gogh. Posiblemente la volea más hermosa en la historia del futbol. 

Su redención se había completado y regresó a Milán con aquel rendimiento que lo popularizó en Países Bajos. Las siguientes 5 temporadas en el calcio vieron al mejor van Basten: dos títulos de Serie A, dos Champions League, dos Copas Intercontinentales, dos capiocanonares (máximo goleador de la Seria A) y tres Balones de Oro. En 205 partidos registró 128 anotaciones con la camiseta rossonera

Por desgracia, aquel tobillo terminó por condenarlo y el número 28 significó el fin de su carrera futbolística. Los finales felices no son inherentes al balompié, pero los recuerdos y leyendas son parte elemental de este deporte. A van Basten le bastó con 12 temporadas para entrar en la conversación de los mejores delanteros de la historia. Esa elegancia de cisne y manera de resolver jamás la veremos en otro futbolista. 

 

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Por: Nuri Kalach Chelminsky

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