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Es de todos sabido que las formas destruyen realmente a los conceptos y que las figuras no son más que un juego de ángulos y líneas. El hincha lo sabe, por eso continuamente desconfía de la estadística y otras ciencias menores y se suscribe a la secta de los que prevén el futuro. Conoce de antemano que nada es seguro, la vida no es otra cosa que el problema de la uniformidad de Hume, mañana quizá despierte festejando un campeonato o llorando la pérdida de un jugador por lesión, nada está dicho.

Hincha Mexicano la Máscara

De ahí que tome las medidas necesarias y se encomiende a una religión cualquiera que le permita rezar el gol antes que a nadie más. La espiritualidad es otra imagen para mantener el resultado, todo antes de aceptar que hay momentos para reír y otros para llorar. Los domingos por otra parte, se le puede encontrar hibernando frente al televisor, esperando que hoy sea el día en que todo cambié.

Si usted por casualidad se topa con uno, sepa que no es necesario entrar en discusiones sobre futbol, espere a que se descuide y escape. Es muy probable que si se queda más tiempo, un buen día despierte añorando el siguiente partido, creyendo en la justicia y soñando que la vida es solo otro rostro de la belleza universal, donde los héroes triunfan y claudican, permaneciendo en el recuerdo. Allí donde la utopía es realidad.

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Por: Andrés Piña/@AndresLP2

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