Probablemente no hay mejor manera que inaugurar un estadio que con una final. Más si es un estadio tan emblemático como Wembley y con una final tan atractiva como lo es la de la FA Cup -cuando el torneo todavía representaba la esencia del futbol-. En un deporte que atrae a tantos miles de personas, a veces las cosas se descontrolan y llegan a rayar en lo absurdo. Dentro de esas historias destaca la de Billie, un caballo blanco – en realidad era gris pero por la calidad de las cámaras se ve blanco- que galopó en Wembley aquel día.
El estadio originalmente se llamaba Estadio Imperial, y se había construido para la Exhibición Imperial Británica de 1924. Trescientos días, 750 mil libras -de aquellos años-, 25 mil toneladas de concreto y 1500 de acero después, el estadio estaba listo para ser puesto a prueba por los finalistas de la FA Cup del año 1923: West Ham United y Bolton Wanderers.
Los problemas empezaron cuando una multitud de más de 200 mil personas ingresaron en un lugar diseñado para 127 mil. Algunos aseguran que es la más grande que jamás ha visto un partido de futbol -compite con el Maracaná en la final del Mundial del 50 por ese honor-, pero dicha afluencia de personas estuvo a punto de suspender el partido. La gente en las primeras filas, al ver que no paraban de entrar más personas, empezó a brincar al campo para evitar ser aplastada. La hora del silbatazo inicial llegó y el campo estaba invadido por los fans. Es entonces que apareció la policía montada para solucionar el problema. Cabalgando alrededor del campo, hacían retroceder a los espectadores lo suficiente para que se despejara la cancha.
Billie y su jinete George Scorey no eran los únicos que estaban ahí ese día, pero las fotos los inmortalizaron y los convirtieron en un ícono de la que pasó a llamarse The White Horse Final. A pesar del esfuerzo de Billie y compañía, el partido transcurrió con los espectadores a pocos metros de la cancha a tal punto que no se podían cobrar los tiros de esquina. Bolton Wanderers ganó ese partido con un supuesto gol fantasma, que además vino de un balón que había salido pero que un aficionado del Bolton alcanzó a poner de nuevo en circulación.
A partir de entonces, Wembley se convirtió en la casa oficial para la final de la FA Cup y las acciones de Billie pasaron a la historia no solamente en la memoria: el estadio que conecta al Wembley con el exterior se llama White Horse Bridge en honor al equino -el cual derrotó a figuras como Bobby Charlton, Alf Ramsey y Geoff Hurst por el honor de nombrar al puente-. Para muchos todo esto puede parecer un absurdo, pero no para los ingleses que ponen la seriedad por encima de todo.
Por: Bernardo OV