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Baresi

No, quiero al más bajito, es mejor que el otro”, mencionó un scout del AC Milan que estaba robando talentos de las fuerzas básicas del Inter. Pues cuando vio a dos hermanos huérfanos, quedó maravillado con sus estilos de juego; en especial con el de uno que no dejaba pasar tan fácil a los delanteros. “¿Cómo me dijiste que se llama?” -replicó- Baresi… Franco Baresi me había dicho su hermana, contestó el primer entrenador que tuvo ese muchacho, que después, jugaría 719 partidos vestido con la playera de rayas rojas y negras.

Comienzo

Al norte de Italia se encuentra Brescia, una provincia de Lombardía en donde el turismo es una de sus principales fuentes de ingreso y misma que vio nacer a Franchino Baresi un 8 de mayo de 1960. El chico solo tenía 13 años de edad cuando su madre perdió la lucha contra el cáncer y 17 años cuando su padre fue brutalmente atropellado. Sin nadie más que sus hermanos Lucia y Guiseppe, Franco encontró la familia que nunca tuvo jugando con la pelota pegada a los pies y siendo fichado por el AC Milan en 1974, uno de los dos clubes de Lombardia, en donde perfeccionó la posición de defensa central; esa que no soltó a lo largo de 20 años. 

Desde que llegó el chico carecía de masa muscular pero no de idea táctica, pues tan solo le tomó unos cuantos minutos para que le hiciera un túnel al delantero que le intentó quitar el balón, para luego salir jugando con sus compañeros mediocampistas y dar la pinta: de que algo enorme había obtenido Il Diavolo. Algo, que solo se puede encontrar en esos campos terrosos, donde los diamantes en brutos juegan con los vecinos de su colonia todas las tardes.  

Rossonero 

Solo le bastó una temporada para poder afianzarse en la titularidad del primer equipo milanés, pues su impecable juego lo hacía el mejor de su posición a tan corta edad. Su debut llegó el 23 de abril de 1978, cuatro años después de su formación en las categorías menores y frente a un Verona que tenía poco de haber regresado a la primera división.  

Baresi siempre fue líder y estandarte con o sin el gafete de capitano. Siempre estuvo encargado de tirar la línea del fuera de lugar para sus rivales y pese a no brillar por su técnica individual; demostraba que era el más limpio e inteligente en la forma de ejecutar la estrategia táctica en el césped, como si de una extensión del DT jugando se tratase.

Leer, anticiparse y robar: esa fue la fórmula de Franco en el terreno de juego; misma que lo hizo ganar no solo el respeto y amor de los hinchas rossoneri, sino el de sus compañeros; con quienes estaría a punto de marcar una de las mejores épocas en la historia del club. 

Campione

El AC Milan contrató a un desconocido Arrigo Sacchi para que dirigiera a la plantilla a partir de 1987. Dos de las bases importantes del estilo de juego que implementó fueron: eliminar la posición de líbero, con la que muchas veces fue comparado Baresi con Beckenbauer y que todos sus elementos se asociaran con el estilo del futbol total, ese mismo que llevó a Holanda a jugar una final de Copa del Mundo en 1974

Con el paso del tiempo se fueron cosechando los títulos importantes para los rossoneri y más cuando un tal Paolo Maldini llegó para cubrir la posición de lateral izquierdo. Entre ellos dos (Baresi y Maldini) solidificaron la defensa del Milan como si de tabiques y cemento se tratase; pues los rivales difícilmente pasaban de frente en los ‘mano a mano’. Ese era Franco: el último hombre que debían enfrentar los delanteros, antes de quedar solos contra el arquero.

Dirigidos por Sachi desde el banco y por Baresi en la cancha, I Rossoneri ganó dos copas de Europa, dos supercopas de Europa y dos intercontinentales, dejando a ese AC Milan como el mejor equipo del mundo a finales de los años 80. Sacchi tenía la misión de escalar y obtener un mejor trabajo, que solo podía ser en la dirección técnica de la selección nacional; puesto que conseguiría y en donde contaría con Franco para seguir escribiendo historia pura. 

Azzurro 

Antes, en 1980, gracias a las buenas impresiones que iba dejando; fue convocado para el europeo sub-21 en donde volvió a brillar, obteniendo dos años más tarde la oportunidad que sueña cualquier niño que ama el futbol: debutar con la selección nacional de su país. Baresi cambió el rojo y negro por el azul un 4 de diciembre de 1982 cuando vio sus primeros minutos como seleccionado italiano. 

Jugó tres -de cuatro posibles- Copas del Mundo, siendo la primera la de España 82’, la consagración en la que salió campeón junto a Dino Zoff, Marco Tardelli, Bruno Conti y el legendario Paolo Rossi. Esa Italia que maravilló a todos no volvería a la final del Mundial sino 12 años después, en Estados Unidos, cayendo en la tanda de penales frente a Brasil; cuando Roberto Baggio falló el tiro decisivo el mismo día de su cumpleaños. Baresi fue a consolarlo, pero sabía que su oportunidad para volver a ser campeón del mundo se había esfumado. 

Leyenda 

Con todo su envidiable juego y trayectoria, Franco nunca pudo ganar el Balón de Oro, aunque de forma notoria, en más de un ciclo fue el mejor futbolista del mundo. Lamentable haber coincidido en la época de Marco van Basten (su compañero de equipo) lo hizo merecedor del segundo lugar en 1989. 

Baresi significó mucho para el Milan y viceversa; pues cuando decidió retirarse por fin, en el 97’, los directivos rossoneri decretaron que a partir de ese momento nadie -por más importante que fuese- podría volver a usar ese dorsal 6 que Franco llevó en la espalda durante 20 años. Seis, como el número de veces que ganó la liga italiana y seis, como los días en que estuvo con su hermano Guiseppe siendo probado por la gente del Inter de Milán.

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Por: Bryan Trujillo / @BryanKameron

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