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Cuando el balón está de por medio, esperamos historias fantásticas sobre jugadas que desafían el imaginario y donde, en ocasiones, los sueños superan la realidad. Pero hay otras tantas historias donde la historia es cortada de tajo y las letras junto con la pelota se manchan de sangre.

Para Arturo Alvarado Mendoza, Doctor en Sociología del Colegio de México  y Carlos Silva Forné Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. el abuso policial es un término que enmarca un mal comportamiento por agentes policiales.

“Relación con el uso excesivo o brutal de la fuerza física en la realización de un arresto, pasando por detenciones arbitrarias, prácticas discriminatorias del tipo del profiling (detener o revisar a ciertos sujetos o grupos sociales por sus características raciales, étnicas, sexuales, políticas, de clase, etc.), o distintas formas de extorsión y corrupción. El abuso no tiene que implicar el uso real de la fuerza, también se considera la amenaza, por lo que esta acción comprende conductas verbales, físicas y gestuales que intimidan psicológicamente”.

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Desafortunadamente, hay casos en que este abuso policial excede -aún más- lo ilegal y el raciocinio, terminando en el asesinato de un ciudadano a manos de un policía. 

De acuerdo al índice de Ley y Orden Global (GLO) de Gallup, México ocupa el sexto lugar de 142 países, como uno de los más inseguros y peligrosos del mundo. “México es considerado más inseguro que países en guerra civil como Libia; bajo ocupación yihadista como Mali, o bajo asedio de las pandillas o maras, como Honduras”

Tan solo durante los primeros diez meses del año 2017, el El Instituto Nacional de Geografía y Estadística de México (Inegi), informó que se cometieron 33 millones de delitos en el país. Pero ¿qué sucede cuando es la autoridad quien comete ese tipo de actos?

Sueño truncado

El 9 de junio de este 2020, un adolescente de tan solo 16 años de edad fue asesinado por elementos de la Policía Municipal de Acatlán de Pérez Figueroa, Oaxaca. Los disparos que le ocasionaron la muerte fueron un “accidente” por parte de los patrulleros.

La madre de Alexander, Virginia Gómez comentó:“Mi hijo, junto con sus amigos, siempre convivían en diferentes días en casa de mi señora madre, que es donde actualmente vivimos; hicieron una compra de una pizza y posteriormente salieron a realizar la compra de refrescos a los servicios de tiendas que están abiertas las 24 horas. Al no encontrar abierta ninguna en el centro, se fueron hacia la que está establecida en la gasolinera de ‘Servicio Maciel’ que se encuentra en la misma población Vicente Camalote, a orilla del tramo carretero estatal Vicente Camalote-Cosolapa”.

Todo ocurrió alrededor de las 22:30 horas, cuando de regreso a su casa, los interceptó la patrulla número 23 de Acatlán. Al ver a los chicos con cubrebocas y en motos, además de la hora, los policías dicen haberlos confundido con delincuentes, por lo que comenzaron a dispararles. 

“La patrulla se le fue encima porque pensaban que mi hijo llevaba un arma. ¡Que no mamen! Mi hijo jamás ha usado armas. Estos jóvenes no son unos delincuentes”, comentó la mamá de Alexander.

Los amigos de Alexander continuaron avanzando en sus motos, hasta que se dieron cuenta que él ya no iba con ellos, había caído de la suya. “Mi hijo murió de manera instantánea, ya que los impactos fueron a la altura del cráneo y no hubo más que hacer”.

De acuerdo al informe policial, “los uniformados vieron que se acercaban unas motos, le marcaron el alto y al ver su presencia los jóvenes intentaron burlar el cerco policíaco aventándoles las motos. Esto provocó que un policía cayera y al azotar el arma contra el suelo está se disparara generándose la desgracia”.

Los policías inclusive buscaron sembrarle un arma al adolescente, sin embargo los testigos fueron claves para evitar esto y desmentir el informe policial citado. De acuerdo a un estudio realizado por la Comisión Nacional de los Derechos humanos (CNDH), entre 2001 y 2017 se registraron un total 13 mil 262 quejas por detenciones arbitrarias en todos los estados del país. 

“Las detenciones arbitrarias constituyen una práctica cotidiana en México y son el primer momento de una cadena de graves violaciones a derechos humanos como la tortura, otros tratos crueles degradantes e inhumanos e incluso las desapariciones forzadas”

El estudio también establece que el uso “El uso ilegítimo de la fuerza y de las armas de fuego por funcionarios o servidores públicos” debe ser indagado través de informes espejo de Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) y organismos internacionales

La respuesta por parte del Ayuntamiento de Acatlán Pérez fue el siguiente:

https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1564560320387699&id=702788466564893

Ese “accidente” terminó con la vida de Alexander, quien tenía el sueño de jugar futbol profesional. Lo comenzó a jugar desde pequeño y su pasión se transformó en técnica y goles cuando jugaba en la chanca. Su futuro se vislumbraba prometedor, por lo que Rayados de Monterrey, a través de su Filial rayados Tierra Blanca lo incorporó a su plantilla. 

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Alexander jugaba en Tercera División, por supuesto con la consigna de poder ir creciendo hasta llegar a ser profesional. Mediante redes sociales el equipo donde jugaba publicó lo siguiente:

https://www.facebook.com/rayados.tierrablanca.73/posts/396623961295398

“Ya me quitaron mi sangre, mi bebé. Él era mi bebé, por el que yo luchaba, por el que me desvivía para llevarlo a Orizaba, porque yo iba y regresaba para que él jugara futbol. Y miren lo que me han hecho, me han destruído (…)Mi hijo no era malo, no fumaba, no tomaba, tenía un sueño, y estos hijos de su puta madre se lo han truncado”. 

Recientemente la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), declaró que el asesinato de Alexander Martínez Gómez debe considerarse como una ejecución sumaria y extrajudicial.

Los Avispones de Chilpancingo: la noche olvidada

Los Avispones de Chilpancingo realizaron una misa aquel 26 de septiembre de 2014, con la intención de bendecir el torneo que comenzaba ese mismo día, y en el que enfrentarían al Iguala FC más tarde. Entre los jugadores que viajaron a la capital de Guerrero aquella jornada, se encontraba David Josué García Evangelista, un joven de 14 años cuyo amor por el futbol comenzó a los siete años, y que desde entonces no se despegó de la pelota.

Aunque aquel día ya se sabía que David no iba a jugar debido a que tenía una lesión en la mano, fue invitado por el entrenador del conjunto a que acompañara a la escuadra, para que se fuera acoplando. Su madre le dijo que esperara a su debut en Chilpancingo, pero él decidió seguir a sus compañeros. Roberta Evangelista, madre del “Zurdito”, como le apodaban, no lo acompañó en aquella ocasión, aunque generalmente solía hacerlo. La última vez que lo vio, fue cuando se despidieron frente a la iglesia.

Hasta el final del juego todo parecía indicar que la misa había dado resultado: el club de Chilpancingo logró sacar el resultado con un marcador final de 3-1. Concluyó cerca de las diez de la noche.

Mientras los futbolistas disputaban el partido, las redes sociales comenzaron hacer eco de lo que terminaría por convertirse en una de las noches más oscuras del México moderno: había balaceras en Iguala, la cacería de los estudiantes de la normal de Ayotzinapa se estaba llevando a cabo.

Los jóvenes futbolistas y el equipo técnico abordaron el autobús Volvo que los llevaría de vuelta a casa. Desgraciadamente no todos lograron llegar. Y ninguno volvió a ser el mismo luego de aquella noche.

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Cerca de las 23:30 el “Zurdito” se comunicó por última vez con su madre: en una llamada telefónica le comentó que llegarían tarde debido a que se encontraron con una serie de retenes. Estaba contento porque, a pesar del retardo, lograron sacar los tres primeros puntos del torneo. 

A partir de este momento, la tragedia comienza a hilarse de manera ominosa. Aproximadamente a 15 kilómetros de Iguala, en el llamado cruce de Santa Teresa, el autobús en el que viajaban los futbolistas se recargó a un costado de la carretera de manera violenta: más de doscientos disparos impactaron contra la unidad que se salió de control. En su interior, el chofer del camión, varios miembros del cuerpo técnico y futbolistas, resultaron heridos.

De los 26 pasajeros, doce sufrieron distintas lesiones. El “Zurdito” recibió un total de cinco balas, pero la que terminó por arrebatarle la vida, según el dictamen pericial, fue la que impactó en su pecho, cerca del corazón

Roberta Evangelista, madre del “Zurdito”, en entrevista con Apuntes de Rabona, asevera que “A cinco años nos sentimos con coraje, con tristeza. Todavía traemos el coraje aquí adentro, porque realmente sabemos que no ha habido justicia (…), nos preguntamos ¿dónde están los asesinos?”. Y es que si se repasa lo que sucedió más allá de la efervescencia de los días que siguieron a la tragedia, los afectados fueron abandonados luego de algún tiempo, a su suerte.

“De inicio se acercaron de parte de la comisión de reparación del estado de Guerrero” para ofrecerles apoyo. Sin embargo conforme fue pasando el tiempo, la ayuda fue menguando. Por ejemplo: les ofrecieron viviendas, de las cuales no cuentan con escrituras. 

Aquella noche de septiembre de 2014, los sueños de David Josué fueron fulminados: él añoraba llegar a jugar en Chivas de Guadalajara, y su figura a seguir era Cristiano Ronaldo. Nunca sabremos hasta dónde habría llegado si la inseguridad en nuestro país no le hubiera arrebatado la vida. A cambio su madre sólo pide respuestas “Yo lo que exijo es justicia, que sepamos la verdad, que sepamos qué pasó”. 

Lee la entrevista completa aquí.

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Por: Redacción

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