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GATO BENZEMA

Menospreciaron tu faceta de felino. Trataban de tirarte a palos, linchamientos o insultos, pero siempre eras capaz de caer en cuatro patas. Aseguraban que no eras un killer rentable, pero desarrollaste un olfato goleador por el que muchos nueves matarían.

Llegué a escuchar que te apodaban “Cono”, cuando en realidad tienes la habilidad de moverte con una sutileza y elegancia incomparable. Que dependes de otros jugadores o sistemas de juego para sentirte cómodo en el campo, incapaz de hacerte valer por ti mismo. Pensaban que eras un gato negro de la mala suerte y 14 temporadas después, todo equipo europeo se arrepiente de no haber pujado por que maúlles a su favor. Vaya que se equivocaron, Karim.

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Si algo nos falla a los madridistas es saber decir adiós a las leyendas. Solemos mandarlos por la puerta de atrás y no tenemos la decencia mínima de agradecer. Tanto orgullo nos bloquea que ni un partido homenaje en el Bernabéu podemos compensar. Cuando le tocó a Iker sentí lástima, en el turno de Cristiano fue devastador y con Ramos enfurecí por sus caprichos. La leyenda madridista vive, pero no la dejamos morir… sino más bien la matamos.

Sin embargo, en el caso de Karim, siento alegría, ya que ha decidido “matarse a sí mismo”, comprendiendo que su etapa ha llegado a la recta final y ya no queda más que despedirse desde lo más alto posible. Si por mi dependiera, te congelaría como a Walt Disney para mantenerte aún fresco y que sigas derrochando pinceladas hasta el fin de los tiempos, pero hay que ser realistas.

Sin caer en el rol de madre que presume los logros de su hijo, desmenuzar a detalle tu palmarés me parece una pérdida de tiempo y tan solo causaría envidia en las madres de otros futbolistas. Lo que vale la pena alardear es tu compromiso, valentía, liderazgo, determinación, resiliencia y madurez.

Nunca se olvida

Cuando el Madrid necesitaba un líder apareciste tú, cuando el gafete de capitán quedó disponible no dudaste en tomarlo y cuando los goles aparecían a cuenta gotas no te cansaste de marcarlos. Creíamos que Cristiano había empacado en su maleta las orejonas, Balones de Oro, anotaciones y alegrías, pero al parecer olvidó su equipaje en casa de Benzema y este se volvió un jugador casi igual de decisivo que el lusitano. Nadie hubiera apostado por ello.

Te despides como el segundo máximo goleador en la historia merengue, el máximo asistente y el jugador con más trofeos levantados (empatado con Marcelo). Entras a la historia no solo como uno de los grandes delanteros de la institución blanca, sino también de la nación gala pese a tus tropiezos o menosprecios con Les Blues.

Aunque lleguen Haaland, Kane, Vlahovic, Osimhen o Julian Álvarez muy pocos serán capaces de llenar las botas del gato y ninguno será digno de portar el privilegiado vendaje. Parafraseando a Roberto Carlos (el cantante): el gato me deja triste y azul, pero nunca se olvida.

Por Nuri Kalach / @n_kalach

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