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Europa League

A mediados de año, las competencias europeas acaparan las miradas. Sin embargo, con la irrupción de los clubes de la Premier League, la temporada actual llama especialmente la atención del mundo. No es para menos, pues es la primera vez en la historia que las dos finales de las competencias más importantes del viejo continente (Champions League y Europa League) son disputadas por equipos ingleses. Uno esperaría que una marea de aficionados ingleses se hiciera presente en Bakú, Azerbaiyán, para el encuentro entre Chelsea y Arsenal, el próximo 29 de mayo.

Estadio Olímpico de Bakú: la sede de una final poco inglesa

Enclavada en Europa Oriental y relacionada con los pueblos túrquicos, Azerbaiyán será la nación que recibirá la final de la Europa League. Bakú ya fue sede de torneos internacionales como el Campeonato de Europa Sub-17 en 2016 y la Copa Mundial Femenina Sub-17 de 2012.

Uno de los múltiples derbis de Londres se disputará en el Estadio Olímpico de Bakú, cuya construcción comenzó en 2011 y se terminó en 2015. Actualmente es la casa de la selección de Azerbaiyán y cuenta con una capacidad para aproximadamente 69 870 mil espectadores.

Esta capacidad no le pide nada a las casas de los finalistas. En Stamford Bridge caben 41 841 espectadores; 28 159 menos que el estadio de Bakú. Por su parte, el Emirates Stadium puede presumir 60 260 butacas, 9 740 butacas por debajo.

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Por lo tanto, el Estadio Olímpico de Bakú podría perfectamente  dividir su aforo entre ambas aficiones y dejar espacio para aficionados de otros países o clubes. ¿Esto sucederá? La UEFA dijo un rotundo «no».

La determinación del máximo organismo del futbol europeo fue recortar el número de boletos para cada club. De acuerdo con el diario Marca, «Chelsea anunció en la información para sus hinchas que ha recibido una asignación de 5.801 entradas. El Arsenal, por tanto, recibirá el mismo número». Es decir, solamente 11 602 lugares, cifra que no se acerca ni a la mitad de la capacidad total del citado estadio.

Por su parte, distintos medios afirmaron que las entradas que los clubes recibirán podrían rondar las 6 mil. A esto, Arsenal agregó en su portal: Es inevitable que con un reparto de 6.000 entradas para la final, haya miles de aficionados que han apoyado al club a lo largo de Europa que se queden sin poder ver el partido». Oficialmente, los espacios que los clubes recibieron rondan los 12 mil.

La UEFA tiene aun 58 000 boletos libres. ¿En qué se usarán? UEFA señaló que se dividirán de la siguiente forma. 37 500 para los espectadores de todo el mundo (entre los que seguramente se colarán algunos ingleses), más 14 500 destinados a patrocinadores. Si sumamos ambas cifras, sabremos que UEFA destinó 52 mil boletos, dando lugar a que las aficiones de Arsenal y Chelsea puedan recibir algunas entradas más.

De cualquier forma, esto representa una ínfima parte del volumen total. Por ejemplo, Arsenal asegura tener 45 mil abonados, y si hipotéticamente Chelsea registra en promedio el 90% de su estadio por temporada, quiere decir que más de 20 mil aficionados están dispuestos a ir a Bakú. Resulta evidente que la repetición de entradas está pensada para favorecer el mercadeo del futbol.

La decisión de la UEFA no debería sorprendernos. Que el reparto de entradas sea menor para los clubes y sus aficionados no es cosa nueva. Según una nota de 2018 de Marca, en la temporada pasada de la Europa League, Atlético de Madrid recibió 11 552 lugares para el Stade de Lyon, cuya capacidad es de  57.000 espectadores por cuestiones de seguridad relativas a la final (más de 59.000 en partidos del Olympique). Cabe destacar que del neto de las entradas que recibió, el Atleti destinó 9 674  a los miembros de la peña (aficionados) y socios (abonados).

Por lo tanto, la norma en los torneos como la Europa League es que las finales son un escaparate para los «aficionados» al deporte. Lo ponemos entre comillas porque se refiere a personas que se pueden identificar o no con los equipos finalistas. En su mayoría, son aficionados que van -y pueden pagar- por el espectáculo que representa una final así.

Más allá de premiar a la afición local (en este caso la inglesa) que acompañó a su club a lo largo de la Europa League, la UEFA no contempló a los abonados o peñistas. La UEFA dejó entrever que la final de la Europa League no es para aficionados de la Premier League.

Por: José Macuil García

 

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