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Tomáš Rosický

La elegancia, la garra, y la precisión son atributos que no suelen estar en un solo futbolista, sin embargo Tomáš Rosický fue uno de los pocos afortunados que pudo obtener esto y, además, saber explotarlo para catapultarse a las grandes ligas.

El balón como destino

Nació el 4 de octubre de 1980 en República Checa. La pasión por el deporte estuvo siempre con él, su padre jugó profesionalmente y su hermano comenzaba su camino hacia las fuerzas básicas del Atlético de Madrid. Ellos fueron una fuerte influencia para que su amor por el balompié naciera y creciera cada día más.

Decidió comenzar su camino en el mismo club donde jugó su padre, el Praga de República Checa. Ya con tres años como profesional ganó tres torneos de liga, siendo parte fundamental del equipo. Sus méritos con sus compañeros, su manera perfecta de salir de situaciones de peligro, y su poderoso golpeo lo hicieron acreedor a ser el mejor jugador de República Checa en 1999, siendo así el jugador más joven en hacerse con este mérito.

Una melodía de futbol

Para este momento sus cualidades llamaron la atención del Borussia Dortmund, quienes ofrecieron 4.5 millones de euros por sus servicios. Para la temporada 2000-2001 comenzaba su historia en AlemaniaSu temple, su elegancia y su gran visión de campo lograron que su generación de juego fuera una melodía. Fue tanta su calidad que para estos momentos se le impuso el apodo de “el pequeño Mozart” del futbol.

Con el Die Schwarzgelben comenzó a mostrar su mejor nivel, teniendo hasta 189 partidos disputados en 6 temporadas. El 2002 fue el año más productivo de Rosický, logrando el título de la Bundesliga y llegando hasta la final de la UEFA Europa League. Lastimosamente no pudieron llevarse el campeonato europeo, y perdieron 3-2 frente al Feyenoord.

“Mi carrera fue preciosa a pesar de todos mis problemas con las lesiones. Tuve algunos grandes momentos que el futbol crea y también algunos muy crueles. Nunca jugué por dinero o fama. Siempre he sido un chico que amó el juego. Eso me trajo muchísima alegría”. (Tomáš Rosický)

Las cosas no mejoraron con su club. El Dortmund comenzó una etapa gris y puso hasta en riesgo su caída en puestos de descenso. El conjunto alemán necesitaba un héroe, una figura que fuera capaz de rescatar y limpiar su imagen. Fue ahí donde Mozart ocupó la batuta y para el 2005 logró sacar adelante a la institución.

¿El último concierto?

Toda Europa comenzó a preguntar por él. El checo de apenas 26 años de edad ya tenía buena cotización en el mercado de fichajes, teniendo en el 2006 un fuerte vínculo con el Atlético de Madrid. Contra todo pronóstico cambió su rumbo a Inglaterra y llegó al Arsenal.

Su traspaso fue una locura, el conjunto inglés dejó ir a la leyenda Robert Pires y llevó a Tomáš para sustituirlo. La carga que comenzó a llevar en sus hombros fue brutal, no solo la mirada de los aficionados del Arsenal, ni siquiera las de todo Inglaterra, sino que las miradas de todo el mundo estaban sobre él.

En cuanto a los títulos no le fue tan bien. En 10 años solo pudo levantar 4 campeonatos: 2 FA Cup y 2 Community Shield; que llegaron, además, logros que consiguió hasta el 2014 y 2015, prácticamente cerca de su salida.

Su rendimiento fue fuertemente cortado en el 2008, cuando sufrió una lesión en los ligamentos que lo apartó por un año y medio del campo de juego. Con esta caída no solo se perdió toda una temporada, sino que también la posibilidad de jugar la Champions League y, a nivel selección, le impidió participar en la Eurocopa de 2008

“Nunca he pensado en lo que podría haber sido, si no me hubiera golpeado la lesión que llegó en la edad más importante para un futbolista”. (Tomáš Rosický)

Las lesiones no le permitieron retomar su nivel. La magia, lo espectacular, aquello que hacia de Rosický alguien diferente comenzó a diluirse. Después de su primera caída no fue el mismo, y poco a poco fue tomado menos en cuenta por el técnico. De ser titular indiscutible pasó a ser un cambio con el que apenas se podía contar.

Fue así como decidió terminar su carrera donde todo empezó, con el Sparta, equipo con el que permaneció por dos años. Sin embargo el mal no lo dejó hasta sus últimos días, y sus participaciones fueron cada vez a menos. 

En 2007 anunció su retiro de la canchas ya que, en sus palabras, no había nada más que él pudiera ofrecer al balompié. Aún así no solo Republica Checa, sino toda la afición del Borussia Dortmund y el Arsenal recuerdan al pequeño Mozart del futbol.

 

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Por: Miguel Ángel Bustamante Rosas / @MiguelB07

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