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Paolo Rossi.

Si de algo se puede estar seguro en esta vida es que es una completa montaña rusa, y una de las cientos de miles de personas que pudo confirmarlo fue Paolo Rossi.  El italiano, nacido en Prato el 26 de septiembre de 1956, tuvo una de las carreras más sobresalientes del futbol italiano. Todo comenzó gracias a Italo Allodi, directivo de la Juventus, quien lo descubrió  y decidió llevarlo a sus fuerzas básicas. El trabajo y la dedicación del joven delgado de melena larga hicieron que su ascenso fuera rápido.

Construyendo un nombre

Con tan solo 20 años de edad, Paolo Rossi ya se estaba presentando en el máximo circuito, y aunque no fue de peso en el marcador, su equipo logró llevarse la victoria en la Coppa Italia. Aún así su paso por la Vecchia Signora fue corto, y en 1975 hizo sus maletas rumbo al Como 1907

De ser una joven promesa a pasar a un equipo de segunda división, ese fue el primer gran cambio. Las cosas no mejoraron y no fue muy tomado en cuenta por el técnico, sin embargo aún así pudo ascender a la Serie A. Las cosas no mejoraron y volvieron al descenso solo una temporada después, y aún así la promesa rescataba toda la experiencia que pudo para lograr salir adelante.

En 1977 cambió de aires y arribó a la Lanerossi Vicenza, donde terminó de pulir sus dotes como delantero y anotó 21 goles en su primera temporada, siendo así el máximo artillero del certamen, por lo que fue recompensado con la Bota de Oro de la Serie B. Con ello lograron regresar a la Serie A y volvió a ser el goleador de su equipo con 30 anotaciones.

Sus dotes y letalidad en el área ocasionaron la primera polémica de su vida profesional. En el verano 1978 comenzó la Copa Mundial de futbol en Argentina, y Rossi fue convocado por el técnico sin haber jugado ni un minuto de las eliminatorias. La decisión parecía arriesgada y los ojos de todo un país se pusieron sobre él. 

Contrario a lo que muchos esperaban ver, Paolo Rossi tuvo una de las mejores participaciones. Su trabajo con Bettega fue más que notable, y su dupla fue parte fundamental para que la Azzurri quedará en el cuarto puesto. Entre los dos marcaron 5 de los 9 goles que la selección tuvo en todo el torneo, siendo Paolo el goleador del equipo con 3 a su favor.

Goles son amores

A pesar del cuarto lugar, la población italiana estaba orgullosa del futuro prometedor del joven Paolo Rossi. Todo indicaba a que surgiría una nueva generación capaz de dominar el futbol mundial, que el campeonato mundial estaba muy cerca.

En la Serie A volvió a ser referente de los Biancorossi y en dos temporadas marcó 39 goles, sin embargo su rendimiento no logró evitar que descendieran. en 1979. Aún así su talento no volvería a la Serie B y fue llamado a reforzar al imbatible Perugia. Aquel equipo italiano fue el primero en la historia de la Serie A en lograr terminar invicto la temporada. Pero, a pesar de ello, no pudo consolidar el campeonato por la pérdida de jugadores clave en la delantera y la defensa y se quedó en el 2do puesto, quedando a tres puntos del Milan.

Con el objetivo de prepararse a fondo para la siguiente Copa del Mundo, Paolo Rossi comenzó la temporada 1979-1980 con buenos pasos. Su olfato goleador lo llevó a 13 goles en 25 juegos, teniendo un gran margen para terminar de afinar su forma de juego y convertirse en una verdadera leyenda. 

Para ese momento ya era considerado como uno de los mejores delanteros de Europa, su estilo de juego y capacidad de conectar con el balón eran inigualables. Ese mismo año estuvo en boca de todos, pero no por sus grandes actuaciones. En 1980 una denuncia puso en tela de juicio toda la credibilidad del balompié italiano. El caso Totonero destapó una cloaca de corrupción y supuestos lazos con la mafia que mantuvo en el ojo del huracán a toda la nación. 

Una imagen manchada

Todo comienza con Massimo Cruciani, quien acudió a la Fiscalía de la capital por estafa. El problema se dio con jugadores, entrenadores, y dirigentes de diferentes clubes, a los que se les pagaban por apuestas clandestinas y amaños de partidos. Massimo colaboró con el dueño de un restaurante para contactar a jugadores y ahí amañar los partidos. El negocio, aunque iba bien, no pareció dejarle muchas ganancias a Cruciani, y decidió denunciarlos.

La policía decidió llamar a 48 jugadores a testificar pero, debido a la presión de los medios de comunicación, se vio obligada a arrestar a los futbolistas en pleno partido, llevándose a quienes estuvieran en la banca y en el medio tiempo a los que salieron a la cancha. Entre los detenidos se encontraba Paolo Rossi, quien fue acusado directamente por acordar un empate a 2 goles entre el Perugia y el Avellino.

De un día a otro, la pulcra imagen del delantero desapareció. Ahora la crítica de todo un país estaba sobre él, y aunque trató de excusarse diciendo que todo estaba orquestado por la mafia en su contra, nunca pudo comprobar sus declaraciones. La esperanza en un futuro mejor desapareció. La imagen manchada de la Italia Fascista regresó a la memoria de todos. 

Paolo Rossi recibió 3 años de suspensión, aunque una revisión del caso logró reducirlo a dos, mientras que otros compañeros como Stefano Pellegrini, Mauro Della Martira y Massimo Cacciatori recibieron 5 años. Rossi no pudo pisar una cancha de futbol, y la imagen como antagonista en el balompié terminó por opacar los logros conseguidos con años de esfuerzo y dedicación. Incluso equipos se vieron involucrdaos en esta situación; Milan y Lazio descendieron administrativamente, mientras que Avellino, Bolonia, Perugia, Palermo y Taranto comenzaron la temporada con 5 puntos menos. 

Reconstrucción

Pero la vida da revanchas, y la suya llegó apenas unos meses después de regresar de su sanción. Con apenas tres partidos disputados con su club, Paolo Rossi fue parte de la convocatoria de la Selección Italiana de cara al Mundial de España 1982.

La decisión fue ampliamente criticada. ¿Por qué el técnico llamaba a una de las principales figuras que puso en ridículo al país?, ¿cómo es que alguien con tan poco tiempo de adaptación tenía las posibilidades de ir al evento deportivo más importante? A pesar de todas las interrogantes, Enzo Bearzot, director técnico de Italai, se mantuvo firme en su decisión. 

Las cosas no comenzaron bien. La primera fase fue un desastre para los europeos. No pudieron superar a ninguno de sus tres rivales, empatando 1-1 con Perú y Camerún, y 0-0 con Polonia. El equipo se notaba sin alma, sin convicción de juego, sin un verdadero killer en el área. Paolo Rossi estaba muy por debajo de lo que algún día fue, sin puntería, sin decisión, sin condición.

El seleccionado italiano terminó avanzando de forma inesperada a la segunda fase de la justa mundialista. Contra todo pronóstico derrotaron 2-1 a Argentina y 3-2 a Brasil. Paolo Rossi retomó su mejor futbol y alzó la mano como el goleador del equipo después del hat-trick contra la verdeamarelha, comenzando a callar a la crítica local.

Con estos resultados se posicionaron en las semifinales del torneo, viéndose las caras nuevamente contra Polonia. En ese momento el ánimo estaba de su lado y siguieron con su paso invicto al imponerse 2-0. Paolo Rossi aumentó su cuota goleadora y marcó ambos goles en el encuentro, siendo ya parte fundamental del equipo en un regreso histórico.

Un nuevo comienzo

Ya instalada en la final, Italia tuvo frente así a Alemania. Lo que pintaba como un partido cerrado y disputado, un verdadero choque de fuerzas imparables no decepcionó en el primer tiempo. Ambas escuadras se fueron igualadas a ceros al medio tiempo y dejaron todo para la segunda parte.

En el complemento todo se transformó en una feria de goles, y apenas con 12 minutos transcurridos, Paolo Rossi puso la balanza a su favor con un poderoso cabezazo, con lo que se convirtió en el máximo anotador de la Azzurri en un Mundial de futbol. El encuentro continuó e Italia salió a matar al rival, teniendo una ventaja de hasta 3-0, sin embargo los alemanes pudieron hacerse valer en el marcador, aunque no fue suficiente para revertir el 3-1 que le daba el campeonato a los italianos.

Con esto no solo la imagen de Italia mejoró, sino que, además, dejaron a los fantasmas atrás y avanzaron para colocarse como los mejores del mundo, y todo gracias a Paolo Rossi, quien terminó siendo el goleador del certamen. Ese mismo año recibió el Balón de Oro.

Con el impulso de su lado, Paolo Rossi regresó a la Juventus. En tres años marcó 24 goles más, llevando consigo dos Serie A, una Copa de Italia, una Recopa de Europa, una Supercopa de Europa y la primera Liga de Campeones de la UEFA de la Vecchia Signora.

El camino encontró su final

Decidió continuar su carrera brevemente en Milan, donde disputó 20 partidos y consiguiendo solo dos goles. La flama comenzaba a pagarse y él lo sabía. En 1987, con tan solo 31 años de edad, Paolo Rossi anunció su retiro en el Hellas Verona, dejando en su última institución 4 goles.

Pero aunque el jugador salga de la cancha, la cancha nunca saldrá de él. Con toda su experiencia y conocimiento arribó a los micrófonos, posicionándose como comentarista deportivo en la televisión italiana.

Su vida continuó tranquila, o al menos eso se creía. El 9 de diciembre del 2020 su esposa, Federica Cappelletti, publicó en su Instagram la partida de Rossi. Paolo abandonó el mundo un año después de que se le detectara cáncer, enfermedad que terminó por desencadenar una serie de dificultades que debilitaron su cuerpo.

Fue así como Italia se despidió del héroe en España 1982 y, quien pese a los problemas y críticas logró sobreponerse y demostrar que, aunque estés en el infierno, solo necesitas esperanza y dedicación para alcanzar el cielo una vez más.

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Por: Miguel Ángel Bustamante Rosas / @MiguelB07

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