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29 de noviembre de 2023

Aguascalientes, Aguascalientes

Cierto día, un día cualquiera, no importa cuando, Lizbeth Jacqueline Ovalle Muñoz (19 de octubre de 1999, Aguascalientes), acompañó a su hermano a jugar fútbol. Cuando llegaron al campo, Jacquie vio aquel terreno, pero no tuvo un impulso de meterse a jugar. Simplemente, le era indiferente. “No puedes jugar con nosotros por tu complexión”, le advirtió su hermano. Ella, más que acatar como una prohibición aquella frase, la tomó como una motivación. “Claro que puedo jugar”, dijo. Después, comenzó a hacerlo. Jugaba en un equipo de hombres porque en aquel entonces no existía una liga femenil en Aguascalientes.

Con el tiempo, destacó entre todos ellos. Su carácter siempre la señaló como la más y la mejor. Años después se convirtió en la mejor jugadora de la Liga Femenil MX. Desde hace mucho que dejó de jugar con hombres. Ahora lo hace con las mejores futbolistas del país en un equipo de dinastía. El pasillo de la izquierda de Tigres y la Selección tiene su nombre y su número. Es una de las 8 únicas jugadoras en ganar 6 títulos de Liga en México. Está a un gol de ser la máxima goleadora de las Amazonas. Jacquie rompió la barrera, los complejos, los estereotipos y comprobó que sí puede jugar. Por supuesto que puede jugar.

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Creció y vivió con el estigma que existe o se hace de una mujer que juega con hombres: el de que no puede jugar con ellos por ser mujer. Cuando jugaba para el Campestre -un club muy selectivo ubicado al norte de la ciudad-, los padres de familia no la veían con los mejores ojos. Escuchaba comentarios y consejos malintencionados de parte de ellos a sus hijos. “Muchos decían ‘¡Quiébrala! ¡Es una niña! ¿Cómo te va a burlar? ¿Cómo te va a llevar? ¿Cómo te va a meter un gol?’. Me sentía muy mal en el momento”, explica. Su padre fue su gran motor. Fue él quien la impulso a seguir adelante, dejando de lado todas esas críticas. “Mi papá me decía que eso no importaba, que eran cosas que pasaban. Todo eso lo agarré y me dije ‘¡Claro que puedo jugar al fútbol! ¡Soy mejor que un niño!’. Estoy muy contenta por haber seguido mi sueño y por no rendirme. Si en ese momento me hubiera rendido, quien sabe dónde estaría ahora”, detalla Ovalle y una sonrisa se dibuja en su rostro al recordar aquellos episodios.

Destacó entre todos ellos y llamó la atención de muchos entrenadores. Fue convocada a la selección estatal para competir en las olimpiadas juveniles a nivel estado y nacional con un equipo femenil. Estos encuentros le sirvieron de mucho, pues siguió acaparando la mirada de muchos cazatalentos de diferentes clubes. Entre ellos, también de Selección. Tomó la decisión y viajó a la Ciudad de México para ser partícipe de las pruebas del combinado nacional. “Fui a hacer visorías al CAR. Me impresionó bastante porque éramos como 800 niñas, pero de todas ellas, solamente pasaron como 40. Después, de entre ellas solo pasaron dos. Me acuerdo que fue una que juega en San Luis, que se llama Stefy y yo. Nos convocaron a la concentración de las sub17. Ese fue mi primer llamado”, indica. El camino se abrió para Jacquie. Solo faltaba recorrerlo con paso firme.

Probó suerte y se quedó para siempre. Desde ese momento y hasta la fecha, la de Aguascalientes ha sido convocada a las diferentes categorías de Selección. En aquella ocasión, le llamaron para el Premundial sub17 que se jugaría en Granada. Jacquie acudió a la cita y encumbró su figura a nivel internacional. “Me sentía muy nerviosa porque era titular y nunca había jugado un partido internacional. Se me erizó la piel, el himno nacional, es una sensación inexplicable. Representar a tu país es lo mejor que le puede pasar a un deportista”, detalla la mediocampista. Anotó un par de goles, ante Jamaica y Estados Unidos en la Final, aunque en esta última etapa perdieron ante las norteamericanas. Ya con el boleto en mano, acudió al Mundial Sub17 en Jordania donde se apuntó dos goles más: uno a Nueva Zelanda y el otro a Jordania, aunque el sueño se acabó en Cuartos de Final ante Venezuela. Así concluyó la primera experiencia mundialista de Ovalle.

Nayeli mostró su amor por el futbol desde los cuatro años, cuando jugaba con sus hermanos; ahí se dio cuenta que su pasión por el balón no solo era un hobby

Regresó a su natal Aguascalientes y jugó en el Torneo Telmex. En este certamen fue donde tuvo sus primeros contactos con equipos profesionales de fútbol. Entre ellos y el más cercano fue Monterrey. “Me encontré al entrenador de Rayadas y me comentó que si me interesaba jugar con ellos. Le dije que no sabía, que no era seguro lo de la Liga Femenil. Tuve contacto con él en cierto tiempo”, menciona la futbolista. Para ese momento, la Liga Femenil era un proyecto que aún no se ejecutaba, pero que no tardaría mucho en ver la luz.

Tiempo después, la noticia se confirmó y se creó la Liga MX Femenil. Para ese entonces, había lista de espera de equipos que buscaban a Ovalle: Chivas, Pachuca, Monterrey. En aquella época, Jacquie estaba también en busca de una plaza universitaria. Quería entrar a estudiar a la Autónoma de Aguascalientes, tenía la idea de combinar el estudio con el fútbol. Para su mala fortuna, Necaxa no contaba con algún vínculo con la máxima casa de estudios del estado. Fue cuando Tigres entró en su vida. Amazonas, al darse cuenta que no había firmado con nadie todavía, le ofreció un lugar de estudio en la carrera que ella quisiera, una casa, viáticos y un sueldo mensual para jugar en el Universitario. Jacquie aceptó, hizo la maleta y dejó Aguascalientes para una nueva aventura, de la cual, no se imaginaría todo lo pasaría años después.

A los 17 años, Jacquie dejó el seno familiar para comenzar a construir su futuro con sus propias manos. “Todo el sacrificio que se hace. Dejar a la familia, venir a vivir a otra ciudad, que no es la mía, donde no nací. Pero me he adaptado de muy buena manera y la gente me ha arropado muy bien”, admite. El tiempo le dio la razón. Con Amazonas ha escrito toda una historia. Su historia. Ha disfrutado de títulos de Liga. Ha hecho goles de todos los colores. Las convocatorias a Selección se hicieron constantes y la afición y prensa se encariñó con ella de una manera espectacular, al punto de imponerle un apodo: la “Maga” Ovalle. Por sus jugadas impensables, su destreza con la pelota en los pies y los goles de gran manufactura. ¡Claro que puede jugar!

Goleadora predilecta que juega con la zurda, tal y como lo definió Eduardo Galeano “lo cual, según el Pequeño Larousse Ilustrado, significa ‘con la izquierda’ y también significa ‘al contrario de cómo se debe hacer’”, la hidrocálida se convirtió en la jugadora con más goles en liguilla con 24 anotaciones, 8 de ellas en una Final por el título. Pero es al América de quien más ha disfrutado sus goles convertidos, no por el club sino por la calidad con que están hechas las dianas. Uno de esos goles fue al más puro estilo de Pelé. Levantó la pelota a la altura de la cabeza del rival, la superó y entre dos rivales reventó la pelota con un potente zurdazo para vencer a la guardameta azulcrema. El Estadio Azteca había sido testigo de magnífica obra de arte. Aquel recinto vio al Brasil de Pelé, a Maradona en tremenda exposición y a Jacqueline Ovalle y su mágica destreza.

Las cartas de convocatoria de Selección se hicieron una constante en los escritorios de Zuazua. Sus goles, su forma de juego y su carácter dentro del campo han hecho que la hidrocálida se ganara un lugar en el selectivo sub20. Compitió en el Mundial que se jugó en Francia. Le endosó un doblete de goles a Brasil. El segundo de ellos, una obra de arte futbolero. Un potente zurdazo que se metió en el ángulo de las sudamericanas. Fue elegido como el Mejor Gol del Mundial. También le anotó a Corea y a Inglaterra. Cerró su competencia mundialista con 4 dianas. Aunque México fue eliminado, fue una experiencia inolvidable para Jacquie. Ese mismo 2018 debutó con Selección Mayor en un encuentro ante Francia. Meses después, también fue partícipe de los Juegos Panamericanos de Perú 2019, donde anotó dos goles más.

Seis títulos de liga con Tigres, estadísticas únicas, convocatorias constantes a Selección y 95 goles con las Amazonas después, Jacquie sonríe. Se acuerda cuando su hermano le prohibió jugar por “su complexión”. Aquella jornada, cuando llegaron al Campestre, aquella advertencia de “no poder jugar” de parte de su sangre no hicieron más que despertar a “La Maga”, la dueña del costado zurdo, ese perfil que, según Galeano y el pequeño Larousse Ilustrado significa “‘con la izquierda’ y también significa ‘al contrario de cómo se debe hacer’”. A Jacquie le prohibieron jugar. Ella desobedeció, rompió el esquema y se convirtió en la mejor jugadora de México. ¡Claro que puede jugar!

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