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En México, uno de los temas preferidos en las mesas de debate es el futuro y presente de la selección. Si no son los problemas extracancha con reporteros, son las rotaciones o resultados, pero lo que no puede faltar en la discusión de sobremesa es la continuidad del seleccionador tricolor.

En este tema pareciera que la voz es unánime, proyectos largos y continuidad en el banquillo, cambiar técnicos a mitad de las eliminatorias o cada dos años es algo que todos los críticos pedimos se erradique, sin embargo, post Rusia 2018 y después de una actuación que fue de mayor a menor en el Mundial, la continuidad del proyecto llamado Osorio está entredicha.

Cuando todos esperábamos que la era del colombiano llegase a su fin -incluso más de un medio daba por hecho que el cafetalero llegaría a la selección de Estados Unidos o Colombia-, aparece en el tintero de la Federación la renovación de Juan Carlos Osorio, a lo cual más de uno ha alzado la voz en contra de ello. Entonces, y como recita el dicho, ¿según el sapo es la pedrada? ¿La selección debe cambiar de proyecto en el banquillo? ¿No pedíamos continuidad? Analicemos las dos caras de la moneda.

Continuidad

La renovación del técnico, paradójicamente es un cambio de fondo en la Federación, pues solamente La Volpe completó su ciclo, contrario a los estrategas que han desfilado por el banquillo. De continuar con Osorio, él sería el primero en sobrevivir a una Copa del Mundo. De Fondo esto ayudaría en la idea futbolística de las selecciones nacionales, ¿por qué?

De acuerdo con las fuentes, dentro del contrato para retener a Osorio aparece un nuevo cargo: Mánager General, dicho de otra forma, el estratega tendría el control de la selecciones menores y de la formación de jugadores. Esto es una gran noticia, pues unificar el criterio de juego desde inferiores era algo que desde hace mucho veníamos pidiendo.

En resumidas cuentas, la continuidad del proyecto futbolístico ayudaría a cimentar la idea de la cual muchos hemos dicho carece la Selección Nacional, y que aunque muchos no lo crean ya comenzó a plantearse en el campo; un bloque defensivo que contenga el mano a mano, que pueda dar el primer pase. Un medio campo que más de creación sea de proyección ofensiva y velocidad en la última línea, en esencia el estilo futbolístico que adoptó la selección con Osorio es transiciones rápidas y el contragolpe una vez que recupera la pelota.

Nuevo proyecto

Todo lo anterior suena perfecto, el único problema en este esquema se llama Juan Carlos Osorio, antes de comenzar a tirar nombres debemos dejar en claro lo siguiente: cambiar de estratega, ¿significa iniciar un nuevo proyecto? No precisamente, la figura que los federativos han propuesto (Mánager), con o sin Osorio, debe continuar y es un gran aporte. Pero tal vez el técnico no sea el adecuado, para más de uno el técnico y sus rotaciones son un problema para el funcionamiento del Tri, pues no ayuda a mantener un equipo base, aunque en el Mundial esto no fue un problema ya que la selección mantuvo un bloque de jugadores.   

Tal vez el mayor problema táctico del actual estratega son las soluciones en el campo y los cambios tan repentinos en el funcionamiento. Esto ha motivado a que el nombre del pastor Almeyda se perfilara como el nuevo estratega, las razones se fundan en el trabajo que realizó en Chivas. Al cuadro de Guadalajara lo sacó de un bache en el que se encontraba, ganó algunos títulos, además implantó una idea futbolística, presión alta y la recuperación del balón lo antes posible.

Por si fuera poco, el Pelado se ha caracterizado por trabajar con talento joven y esta habituado a la perfección al futbol mexicano. El único problema para México, son los acercamientos de Argentina, pues Almeyda se encuentra en la terna de sustitutos de Sampaoli, y esto lo alejaría del banquillo mexicano.

Este escenario puede cambiar, si es que se suman otros nombres a la lista. Un proyecto nuevo con el apoyo de la Federación, en teoría debería durar hasta Qatar 2022, después de ello nos sentaremos de nuevo a pensar en la memoria futbolística o el cambio de rumbo del cual parece estamos acostumbrados.

Por: José Macuil García

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