Con carisma, mentalidad y un gran futbol, Andrés Guardado se ha encargado de conquistar aficiones con cada playera que viste. En Atlas ilusionó; en el Español y Valencia demostró que estaba para cosas grandes; en el Bayern Leverkusen se puso en el mapa, para después consagrarse como el gran ídolo mexicano en el PSV; ahora en el Betis se aferra a que aún le queda futbol en los pies, tal es el caso, que ya enamoró al siempre complicado estadio Benito Villamarín. Actualmente, «el Principito» tiene la mente enfocada en buscar su quinta Copa del Mundo.
El nacer de un zorro
Teresa, madre de Andrés, recuerda a su hijo siempre con una pelota en los pies. Lugar al que iba lo hacía pateando la redonda, mientras caminaba y mientras hacía sus tareas; era imposible salir de casa sin un balón. Pasaba horas y horas en la cancha del barrio jugando con sus amigos. Eran altas horas de la noche, cuando su hermano lo iba a buscar para llevarlo a casa. Una vez en el hogar seguía haciendo lo que más le gustaba: improvisaba porterías en la sala y varias veces rompió televisiones.
Como todo niño, en Jalisco Andrés jugaba por el mero goce, diversión y el amor al balompié. El actual capitán de la selección nacional era apenas un niño cuando a su padre Andrés Manuel le regalaron del trabajo unos abonos para ver jugar al Atlas en el coloso de la Calzada Independencia. El amor por los actuales campeones del futbol mexicano empezó a nacer.
La promesa de Chapalita
Alejandro Guardado es nuevo años mayor que Andrés. Cuando Álex iba a entrenar en las inferiores de Atlas, el «Principito» lo acompañaba con apenas cinco años, esperando su oportunidad. Fue en la escuela de futbol Atlas Chapalita, donde Andrés comenzó su formación, donde desde muy pequeño empezó a destacar por su versatilidad y visión de juego, pero sobre todo por su carisma, pues siempre fue un niño que se daba a querer.
Andrés y Teresa siempre fueron muy comprometidos para que los hermanos Guardado fueran a entrenar y nunca fallaran a los partidos. Años después de mucho trabajo, esfuerzo y compromiso, Andrés comenzó a tener llamados al primer equipo con el Atlas de Sergio Bueno, pero nunca logró debutar. Tras varios meses de malos resultados, la directiva rojinegra le dio las gracias a Bueno, y su lugar fue ocupado por Daniel Guzmán.
Andrés Guardado: la nueva promesa
Tras la llegada de Guzmán al Atlas, Guardado vivió momentos de incertidumbre, pues gracias a los problemas de descenso de los zorros, se creía que el nuevo entrenador apostaría por gente experimentada y de jerarquía, dejando de lado a los jóvenes. Sin embargo, ese no fue el caso.
Fue un 20 de agosto de 2005, cuando el Atlas recibió a Pachuca en Jalisco. El cronómetro marcaba el minuto setenta, cuando Daniel mandó a calentar a Andrés. Minutos después lo hizo debutar. Aquella noche los zorros se impusieron tres por dos, pero eso fue lo de menos: aquella noche nació una leyenda.
Andrés Guardado solo necesito tres partidos para llenar el ojo del complicado hincha rojinegro y hacerse de la titularidad. Su primer gol como futbolista profesional fue enfrentando a Tigres en el Volcán, un 15 de octubre de 2005.
Una charla que cambió la historia
En las vísperas del Mundial de Alemania 2006, Daniel Guzmán se reunió con Ricardo Antonio La Volpe en un restaurante para recibir referencias sobre Andrés Guardado. El entonces técnico del Atlas le pidió al ‘bigotón’ observarlo más, pues pese a sus 19 años era un tipo preparado mental y futbolísticamente, incluso para participar en la Copa del Mundo.
Andrés Guardado siempre se ha referido a La Volpe como un maestro; sin él, su carrera no hubiera sido la misma. Tal fue la confianza del estratega argentino que convocó al jalisciense al participar en su primer mundial.
Según cuenta Andrés en entrevista para Fox Sports, en un entrenamiento previo a Alemania 2006 erró muchísimo centros y tuvo una práctica para el olvido. Debido a esto, La Volpe se le acercó y le dijo “Nene sos malísimo, no se ni para que te traje”. Tiempo después, en la cena, Ramón Morales vio al actual capitán de la selección muy cabizbajo, y lo motivó: “Manda a la chingada a La Volpe, él solo quiere probar tu carácter”.
Debut mundialista
México comenzó la Copa del Mundo derrotando a Irán 3 por 1. En su segundo partido vivieron un recordado y muy desafortunado empate contra Angola. En el cierre de la fase de grupos fueron derrotados por la Portugal de un consagrado Luis Figo y un naciente Cristiano Ronaldo. Sin embargo, los aztecas consiguieron su clasificación para en octavos de final enfrentarse a un potencia: la Argentina de Riquelme, Tévez, Crespo y Messi.
Para sorpresa de propios y extraños, al minuto 66, con el marcador empatado a unos, el Bigotón tomó la decisión de sacar a Gonzalo Pineda y darle entrada a Andrés Guardado. Antes de salir al campo, el técnico nacional lo motivó: “Juega como si estuvieras en Jalisco, con la playera del Atlas abajo”.
“A ese mundial fui como esponjita a aprender” , declaró posteriormente Andrés. Con 19 años estaba participando en una selección nacional icónica, una de las que más ilusión ha levantado en muchos años. El juvenil tenía un cita con la historia, la cual lamentablemente fue sepultada con un gol de otro partido. Maxi Rodríguez se mandó una anotación antológica en los tiempos extras, para dejar fuera del Mundial a México.
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Un rápido sueño europeo
Tras la Copa del Mundo, las ofertas llovieron. Incluso se dice que hubo contactos con el Real Madrid, el Milan, la Roma y la Juventus de Turín. Sin embargo, el elegido para llevarse a Guardado a Europa fue el Deportivo la Coruña a cambio de 7 millones de euros y un contrato por cinco años.
Su época en la Coruña tuvo sus luces y sus sombras, pues en 2008 sufrió dos rupturas de fibra de bíceps que lo dejaron fuera casi dos temporadas. Sin embargo, se convirtió en uno de los consentidos de la afición. Desafortunadamente, en la temporada 2011-2012, el equipo perdió su categoría en el máximo circuito del futbol español, para un año después recuperar su lugar de la mano del mexicano.
La aventura africana
En Sudáfrica 2010, Guardado jugó tres de los cuatro partidos en el Mundial, sin embargo, de nuevo Argentina fue el verdugo del Tri en octavos de final. Esta vez, una albiceleste dirigida en el banquillo por Diego Armando Maradona y comandada en la cancha por Leonel Messi.
En 2012, tras acabar su contrato con el Deportivo La Coruña, Andrés ya estaba apalabrado con el Valencia, y así fue. El 27 de mayo se confirmó el fichaje. Debutó en el escenario perfecto: jornada uno frente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu. Los para ese entonces dirigidos por Mauricio Pellegrino salieron de la capital con un empate a unos.
De igual manera, en aquella temporada le tocó debutar como titular en la Liga de Campeones de la UEFA, en una complicada visita al Allianz Arena frente al Bayern Múnich. Su única diana de la temporada la hizo en la jornada 35 en la victoria 0-4 frente al Rayo Vallecano.
Un príncipe polivalente
Ese año vivió una interesante metamorfosis de posición: Ernesto Valverde retrasó su lugar en la cancha de volante a lateral izquierdo. El equipo quedó clasificado en quinto lugar y no accedió a la Champions League.
En la 2013-2014, la nueva gestión deportiva decidió apostar por el canterano Juan Bernat, así que cedieron a Andrés al Bayern Leverkusen en invierno, por el resto de la temporada con opción a compra. En un paso sin pena ni gloria, tuvo escasa participación y regresó a España al final de la temporada.
Un Mundial incierto para Andrés Guardado
Tras una complicada clasificación mundialista donde la selección mexicana jugó con cuatro entrenadores distintos durante el proceso a Brasil 2014, Miguel Herrera metió a la tricolor en la Copa del Mundo tras fácilmente ganarle el repechaje a Nueva Zelanda. Andrés Guardado participó en el certamen como uno de los líderes del equipo, un centrocampista completo con buena visión de campo, recorridos precisos, control de juego y, sobre todo, una técnica desmesurada que, junto a Héctor Herrera y José Juan Vázquez, consagraron un medio campo muy competitivo.
El tricolor, avanzó a octavos de final tras derrotar a Camerún y Croacia, además de un empate frente a Brasil, el anfitrión. En octavos se enfrentaron a Holanda, un partido que propios y extraños recuerdan con impotencia, pues el juego fue definido a favor de los europeos tras un dudoso (e inexistente) penal.
El Águila mexicana
Tras la Copa del Mundo, Andrés Guardado regresó a Valencia solo para otra vez salir cedido, pero ahora al PSV Eindhoven, donde vivió sus mejores años. Se convirtió en ídolo, capitán y emblema del equipo.
Con el equipo de Eindhoven logró arrebatarle el control al Ajax y en dos ocasiones levantar la Eredivisie (2014-2015 y 2015-2016). Tal fue el reconocimiento del ‘Principito’ en Holanda que, ante su inminente salida del club en 2017, los hinchas del equipo mostraron una pancarta en apoyo al jalisciense.
“Nuestra Águila de Oro Mexicana Tiene que estar en el PSV. Nuestra casa es tu casa Andrés”.
¿Se vale soñar?
El 6 de julio de 2017 se confirmó su firma con el Real Betis Balompié, donde ha sellado buenas actuaciones y, como ya es costumbre, enamorado al aficionado y portado con orgullo y responsabilidad el gafete de capitán. Por su parte, llegó a Rusia 2018 como el gran emblema del equipo. Por primera vez en un Mundial fue capitán y titular en la victoria 1-0 contra Alemania, el campeón defensor.
Ahora, y aunque lo ve lejos, tiene la mira puesta en su quinto Mundial. De esta manera, busca empatar con cinco participaciones a sus compatriotas, el legendario arquero Antonio Carvajal; el eterno capitán Rafael Márquez; el ídolo alemán Lothar Matthäus; y al campeón del mundo, el portero Gigi Buffon. Además, en repetidas ocasiones ha expresado su deseo de culminar su carrera en el Atlas de Guadalajara.
El zorro trotamundos, el viajero, el aventurero, el carismático, el ambicioso, el crack, la leyenda, el capitán y el ídolo que enamora cada césped que pisa. El eterno ‘Principito’.
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Por: Diego Albarrán / @diego_cuba08