Scroll Top
Cabinho

La fama es vapor; la popularidad, un accidente;
la única certeza terrenal es el olvido.

Mark Twain

Un año antes del maracanazo, el 28 de abril, nació en un puerto de Brasil quien fue el más grande entre los grandes de nuestro balompié. Nadie tan contundente, imponente y dominante como quien ostentó por 8 años consecutivos el galardón de máximo goleador de la liga mexicana

Pocos casos tan raros como el de Evanivaldo Castro Silva, un jugador con todas las capacidades para jugar en el nivel más alto y tenedor del récord más preciado del futbol de nuestro país. El originario de Salvador de Bahía metió goles de todas las especies: testarazos espectaculares, zurdazos potentísimos, cañonazos de derecha, tiros libres imparables y penales fulminantes. La cifra es demoledora: 312 goles en el futbol mexicano.

Leer más: Darío Verón, el último ídolo del Pedregal

El olvido es un compañero amargo para quien probó las mieles de la fama. La gloria, los títulos y el reconocimiento no son eternos. Y aunque el tiempo no borra los hechos, la memoria es corta y a veces el aficionado olvida que quienes visten los colores de su club son seres humanos. Aquellos semidioses que se enfundan la camiseta de un equipo y logran épicas hazañas quedan reducidos a simples mortales cuando cuelgan los botines y tienen que encarar más de la mitad de su vida como ex deidades; flamantes ciudadanos promedio. 

Esta es la historia del mejor de los olvidados. 

Cabinho es, por mucho, el más grande atacante que ha llegado a México para jugar futbol: un romperredes imparable. El portento físico y la técnica del 9 lo encumbraron en la cima de anotadores en la liga. Nació futbolísticamente en el América SP de Brasil en 1968, club del que saldría dos años después para unirse a uno de los grandes de su país: Flamengo. El club rojinegro lo dejó ir un año después al Portuguesa, y para el siguiente curso, pasó al Atlético Mineiro. Sin encontrar regularidad, un año más tarde firmó para el Portuguesa SP. 

El puma brasileño

Hubo una época, un espacio de tiempo, en el que los clubes mexicanos lograron fichar grandes figuras, y además, retenerlas en sus equipos por muchos años; Carlos Reinoso, Miguel Marín, Héctor Zelada y compañía engrandecieron los clubes por los que pasaron. Pumas también tuvo el suyo. 

Fue en 1974 cuando el ex jugador y director técnico puma de aquel entonces, Carlito Peters, puso su mirada en Evanivaldo. El delantero llegó a Pumas sin hacer demasiado ruido, pero su llama comenzó a arder desde el inicio de su paso por el Club Universidad. En cinco temporadas con el auriazul, Cabinho consiguió 151 goles, (máxima cifra en la historia del equipo) que le valieron cuatro títulos de goleo en temporadas consecutivas (del 75 al 79), un trofeo de liga en el 76-77, una Copa México en 1975 y un Campeón de Campeones el mismo año. A pesar de ser un ganador absoluto y estar en su mejor momento, el equipo del Pedregal lo dejó ir y el Atlante se hizo con sus servicios. 

El potro goleador

La potencia física y la precisión a la hora de encarar el arco le siguieron dando dividendos. No conforme con ser el máximo anotador de Universidad, el Cabo se convirtió en ídolo del equipo del pueblo: Tres campeonatos de goleo más con Los Potros de Hierro. Solo tres torneos le bastaron para ponerse en el segundo lugar en la historia de los mejores anotadores de los azulgrana con 108 anotaciones. Fuente de gol inagotable, Evanivaldo parecía el 9 indicado para aquel medio campo espectacular de Brasil, que estaba a punto de disputar la Copa del Mundo de España en 1982.

Un jugador con siete títulos de goleo consecutivos estaba pintado para complementar aquella oncena espectacular con Zico, Falcao, Sócrates, Toninho Cerezo y compañía. Lamentablemente, el poco impacto mediático y el nulo conocimiento del futbol mexicano impidieron su participación en aquel mundial. Al respecto, Roberto Gómez Junco comenta lo siguiente para ESPN

No existía el futbol globalizado en el que ahora vivimos, no sabían en Brasil lo que estaba haciendo en México, de lo mejor que ha venido a nuestro futbol, Cabinho era evidentemente superior a Serginho, tal vez la historia de aquella selección brasileña habría sido distinta.

Ver más: Luis García Entrevista Completa – Apuntes de Rabona

Con la amargura de no haber sido llamado, Evanivaldo Castro partió del Atlante al León. Cabinho siguió rompiendo marcas; ganó un campeonato más de goleo con La Fiera y completó la espectacular e inalcanzable marca de 8 galardones al mejor anotador del país. Luego de 3 temporadas con el cuadro esmeralda, el Cabo volvió a Brasil con el Paysandú. Tan solo un año después, el delantero legendario volvió a México a cerrar su carrera con los Tigres de la Autónoma de Nuevo León. 

Mientras los aficionados jóvenes se alejan de personajes como Cabinho, para fijarse más en jugadores como Haaland o Mbappé, la marca seguirá ahí, inamovible, intocable, un récord que se ha empolvado con los años pero que permanece en el techo de todos. En el 11 titular de los olvidados, de aquellos jugadores legendarios que pocos recuerdan, seguramente Evanivaldo Castro Silva sería titular indiscutible, y por supuesto, máximo anotador.

 

Por: Alfredo Canseco / @alfrecanseco

Entradas relacionadas