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kubala

En 1966, miles de aficionados blaugranas se dieron cita en las calles de Numància, Travessera de les Corts, Vallespir, y Marqués de Sentmenat, para despedir a uno de los símbolos del barcelonismo: el Campo de Les Corts. Inaugurado el 20 de mayo de 1922, vivió la primera edad de oro del club, donde se consolidó no solamente como un gran equipo de futbol, sino como un referente de Catalunya y su gente.

Construido por los arquitectos Santiago Mestres y Josep Alemany, tenía una capacidad inicial para acoger a 22.000 espectadores, sin embargo, la popularidad de la institución obligó a hacer remodelaciones hasta llegar a 60.000. Fue en esos momentos cuando llegó una de las más grandes figuras del Barcelona, pero también quien sentenció a muerte al estadio: Ladislao Kubala.

El estadio sobrevivió a la dictadura de Primo de Rivera, quien clausuró las instalaciones después de que los aficionados abuchearon el himno español. También sobrevivió a los años treinta, donde al Barcelona no le fue bien en lo deportivo, lo económico, ni lo social.

La Guerra Civil convirtió a Les Corts en un desierto -estuvo abandonado 6 meses- y también a veces en un refugio entre gente perseguida por el régimen. La subsecuente victoria del franquismo puso en aprietos lo que significaba el Barcelona como parte de la identidad para los catalanes.

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El campo de Les Corts siguió en pie, incluso vio un repunte en los socios del club, pero fue justamente eso lo que condenó al estadio. Tantos aficionados blaugranas necesitaban un espacio digno para su pasión, y con esa bandera llegó a la presidencia del club Francesc Miró-Sans, quien empezó la construcción del Camp Nou.

La llegada de Kubala en 1950, un húngaro que escapaba del socialismo y que generaba gran expectación debido a su calidad aceleró el proceso. Aún así, le dio tiempo para despedir a Les Corts de una forma digna.

De la mano de Kubala, el equipo de las Cinco Copas entre 1951 y 1953 arrasó con el futbol español, ganando dos ligas, tres copas, y otros tres torneos internacionales. La primera Catedral del futbol barcelonés, como se le llegó a conocer al estadio tuvo una despedida digna. El Camp Nou se inauguró en 1957 y nueve años después, el presidente del Barca en ese momento, Enric Llaudet, iniciaba la demolición para nuevos apartamentos diciendo:

Todo se acaba menos la continuidad, ayer Les Corts fue nuestra catedral, pero hoy lo es el nuevo estadio

campo de les corts

La venta del campo fue un gran alivio para las finanzas del club, que entre fichajes y la construcción del nuevo estadio casi quedó en bancarrota. Sin embargo, algunos restos del estadio todavía sobreviven como esculturas en Barcelona; na ciudad que ha pasado por muchos cambios entre la nostalgia y la modernidad. Les Corts pertenece ahí, una especie de limbo donde, probablemente, todos nos veremos algún día.

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Por: Bernardo OV / @bernaov

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