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En los anales de cada una de las competencias de futbol, siempre aparece el nombre del primer goleador del torneo. De esta forma, el reconocimiento perdurará por siempre, sin importar que alguien más rompa el récord. Esto le sucedió a Isabelino Gradín, el primer goleador de la Copa América.

Isabelino Gradín: un charrúa con alma africana

El contexto en el que nació Isabelino Gradín (1897), no era algo sencillo; la sombra del racismo era latente, incluso con más fuerza que hoy en día. En 1842, 55 años antes de su nacimiento, se abolió la esclavitud en Uruguay. A pesar de esto, Nacional de Uruguay, no contrataba jugadores negros, incluso la Federación Chilena se quejó porque Uruguay alineó a dos jugadores africanos (Isabelino Gradín y Juan Delgado) en la Copa América de 1916.

Lo que no tomaban en cuenta ni los dirigentes de Nacional ni los federativos chilenos, era que Isabelino Gradín era charrúa de nacimiento. Su color de piel era una de las primeras muestras de la multiculturalidad de la sociedad. Gradín nació un 8 de julio en Montevideo, sus padres eran descendientes de esclavos de Lesotho.

Desde temprana edad comenzó a demostrar su calidad atlética. De hecho, se dice que se le concedieron tres deseos desde pequeño y fueron los siguientes: «que brillara en canchas y pistas, que le cantaran los poetas y que no se le olvidara». En el futbol, su deseo comenzó a cumplirse en 1913, cuando inició su carrera como futbolista. Sin embargo, fue hasta 1914 cuando el carbonero lo reclutó. Con Peñarol logró dos títulos y marcó más de 100 goles en 212 partidos.

En la Copa América Gradín pasó a la historia gracias a sus 3 goles. Los primeros dos los marcó ante los andinos -en aquel partido que los chilenos pretendieron anular-, y el restante ante los brasileños. La incredulidad de la afición no se hizo esperar, pues Gradín volaba por el campo haciendo regates. De esta forma, además del campeonato de goleo, fue elegido el mejor de la competición.

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La faceta que complementó a Isabelino Gradín y que lo llevó a convertirse en una leyenda uruguaya fue el atletismo. De acuerdo con el diario El PAÍS, la carrera de Gradín como atleta fue fructífera, pues fue cuatro veces medallista de oro en los 400 metros planos, además de conseguir dos oros y un bronce en los 200 metros y, por último, dos oros en los relevos 4×400 metros. Es más, Isabelino Gradín llegó a ostentar récords de velocidad en las disciplinas de atletismo.

El charrúa que inspiró a la pluma

¿Futbolista y medallista? ¿Goleador histórico con 3 goles? Por increíble que parezca, todo lo vertido en esta historia es parte de la leyenda de Isabelino Gradín, un personaje que dejó huella en la memoria histórica de Uruguay.

Afortunadamente, no solo en los anales del deporte escribió su nombre con letras de oro. Inspiró a literatos que le dedicaron algunas líneas al futbolista y atleta charrúa. Por ejemplo, el peruano Juan Parra escribió en su honor el poema «Polirritmo dinámico», en el que se lee:

Ágil, fino, alado, eléctrico, repentino, delicado, fulminante, yo te vi en la tarde olímpica jugar […] Y te vi, Gradín bronce vivo de la múltiple actitud, zigzagueante espadachín del goalkeeper cazador, de ese pájaro violento que le silba a la pelota por el viento y se va, regresa y cruza con su eléctrico temblor. ¡Flecha, víbora, campana, banderola!   

Por otro lado, su compatriota, Eduardo Galeano, en el memorable texto «Futbol a Sol y Sombra» le dedicó un espacio y lo hizo de la siguiente forma:

La gente se levantaba de sus asientos cuando él se lanzaba a una velocidad pasmosa, dominando la pelota como quien camina, y sin detenerse esquivaba a los rivales y remataba a la carrera. Tenía cara de pan de Dios y era un tipo de esos que cuando se hacen los malos, nadie les cree.

En pocas palabras, si no me creen a mí ni a las estadísticas de la Copa América, créanle a los escritores. Sin duda, Ignacio Ruglio, dirigente de Peñarol, piensa que: «la suya es una historia que se ha ido contando de generación en generación y que yo, todavía hoy, le cuento a mis hijos. Son relatos sobre su exuberancia física y su fútbol. Isabelino era un superdotado físicamente y tenía un gran amor por la pelota y por el atletismo».

No tengo más argumentos que los que se han escrito, y wstoy seguro que no son necesarios. Isabelino Gradín fue un charrúa con alma de africano que marcó al balompié para la eternidad.

Por: José Macuil García  

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