Scroll Top
RB-Leipzig

RB Leipzig debe ser el equipo más unánimemente odiado de todo el mundo. Todos los fans coinciden en que su solo concepto, el de un club armado de la nada misma a partir del enorme poderío económico de una empresa, significa la muerte de todo romanticismo en el fútbol como lo conocemos.

La historia de este club realmente ficticio, sin simpatizantes, sin mística, sin historia, atenta contra toda la raíz del deporte, contra el concepto de competencia a través de un juego como metáfora del devenir humano. Así lo sienten los hinchas alemanes que cada fin de semana tienen diferentes formas de expresarle a esa escuadra el alcance de su desprecio en cada estadio de Alemania.

La historia del RB Leipzig comienza hace muchos años, cuando Dietrich Meteschit inaugura el concepto de bebida energética. El 1 de abril de 1987 se vende la primera lata de Red Bull en Austria, su país de origen.

Su llegada revolucionaba el mercado. También introducía una nueva forma de marketing. Aquellos que nacimos y crecimos en un mundo en el que ya existía Red Bull siempre vimos el símbolo de los dos toros enfrentados relacionado estrechamente con los deportes extremos. Donde fuera que hubiera un loco haciendo salto BASE, pedaleando en bicicleta al borde de un acantilado o haciendo cualquier otra locura ahí estaba Red Bull como auspiciante.

El concepto era implícito. Cada actividad que despertara la misma adrenalina que la bebida energética tenía que estar secundada por ella. El crecimiento de mercado de Red Bull es un ejemplo magistral de cómo aprovechar nichos de mercado y formas novedosas de publicidad.

Pero eso no le pareció suficiente a Mateschit. Su escudería de Fórmula 1 fue preludio de un primer intento de incursionar en el fútbol. El RB Salzburg pasó a triunfar inmediatamente en Austria pero el experimento fallaba al exponerlo a las competiciones europeas. Le siguieron el RB New York y posteriormente el RB Ghana y RB Brasil.

Pero la experiencia verdadera comenzaba en Alemania, una de las cunas del fútbol moderno. El propio Franz Beckenbauer fue quien le indicó Leipzig, una ciudad otrora perteneciente a la parte comunista de Alemania, ansiosa de glorias, de entrar a la historia grande del deporte teutón. La idea era arrancar con un equipo de ligas inferiores y llevarlo al estrellato de la Champions League.

Los estatutos de la Bundesliga impiden que un particular o una empresa posean el 51% de la propiedad de los clubes, con las excepciones de Bayer Leverkusen y Wolfsburgo, que cuentan con el apoyo de Bayer y Volkswagen respectivamente hace más de veinte años, por lo que se sobreentiende que no van a fugarse del club.

Mateschit intentó varias veces adquirir mayorías de clubes ya establecidos. El Saschen Leipzig y el Lokomotiv Leipzig se resistieron. En el primer caso los hinchas con ayuda de la Federación Alemana. En el segundo caso hubo incluso amenazas de muerte al presidente para que no cerrar la operación.

Finalmente, sorprendido por la violencia de su rechazo, el empresario compró la plaza de un club de quinta división. RasenBallsport se traduce como deporte con pelota en el césped. Ese fue el doble sentido que se utilizó para bautizar el club RB Leipzig.

El primer objetivo era ascender a Bundesliga en un máximo de ocho a diez temporadas. Para lograrlo contaba con una suma de 100 millones de euros anuales y la idea de no jugar con mayores de 23 años.

Desde que comenzó en 2009 su avance ha sido imparable en el campo de juego, logrando ascensos consecutivos por primera vez en la historia. El clamor fue general aunque impotente. Nada podía hacerse. Por lo tanto los puristas del deporte han decidido llevar la batalla a un campo filosófico, crítico y, a veces, algo violento.

Con mucha creatividad los hinchas los han esperado en muchos estadios de Alemania con diferentes formas de expresar su desprecio. En algunos casos utilizaban gigantografías de una lata de Red Bull que después destruían, arrojaban latas de esa bebida al campo de juego, publicitaban a otras bebidas energéticas a propósito, usaban el nombre Leipzig a secas para no decir las iniciales de la empresa, entre muchos otros.

El más resonante sin dudas fue en el Estadio de Union Berlin, que profesa valores opuestos al del flamante ascendido. Ahí fueron recibidos con un estadio vestido completamente de negro, en un silencio atroz, como si fuera un funeral. El mensaje era ese: el fútbol ha muerto, este es su entierro.

Como lo exige la Federación, RB Leipzig compró un club de séptima división para que actúe como sus divisiones inferiores. Incluso esos chicos que hoy integran los equipos juveniles del Leipzig han recibido agresiones verbales, y a veces físicas, al viajar por Alemania.

RB Leipzig despierta ira a todos. Es como aquel personaje en una camioneta último modelo que se salta la fila en la gasolinera, el que pasa el semáforo en el límite entre el amarillo y el rojo, el que se jacta de no pagar cierto impuestos o tasa y se sale con la suya. El caso despierta ira e indignación porque no sigue las mismas reglas que todos, porque juega en el límite de lo que se considera moral en un deporte en el que la moral, la regla de la competencia leal, parecieran ser parte del deporte.

Sin embargo es necesario decirlo todo. Leipzig es criticado muchas veces por vaciar de promesas las canteras de otros clubes con la fuerza imparable de su billetera. Esas críticas ahora enmudecen las que en otros tiempos se le hacían, por ejemplo, a Bayern Munich. Con tácticas agresivas de mercadeo y fichaje, fruto de ingresos poderosos y resultados deportivos que van de la mano, ha acabado con toda posibilidad de que le surja un rival en el terreno local. Nadie dice que el lugar de ese club en el fútbol mundial y su estatus económico no sean fruto de largas temporadas de éxitos en Bundesliga y Europa, el tema no es ese, sino el doble discurso que se da a partir del uso del dinero en el fútbol.

A veces los fans prefieren olvidar también los casos de Chelsea, Manchester City o el PSG, todos con apoyos financieros desmedidos que los convirtieron de la noche a la mañana en clubes de nivel mundial. La historia detrás de cada uno de los clubes, sus viejos hinchas bendecidos con millones euros y gozando de presentes gloriosos, esas largas temporadas a la sombra del fracaso parecieran blindarlos contra las mismas críticas que hoy recaen sobre el Leipzig.

Hago una última aclaración: estoy en contra de casos como el de RB Leipzig, creo que atentan contra el principio del deporte como se lo entiende. Pero mido a todos los casos mencionados con la misma vara. Quizás, solo quizás, esta sea una hora de cambios y nosotros no estamos preparados para él. RB Leipzig ya llegó a la liga de campeones y hoy es el segundo mejor de Alemania. El nuevo fútbol puede estar gestándose y no seremos nosotros quienes lo vean. Hay que ver de qué lado de la historia queremos estar.

Por Juan Bautista Correa/@bautistacorrea

Entradas relacionadas