El telón de la noche abrazó el escenario del estadio Internacional de Yokohama en Japón. La fecha para la puesta en escena se cumplió, y el 30 de junio de 2002 presentó sobre el césped a la Selección Brasileña, quien encontró frente así al representativo alemán. Pero de entre los 22 actores que protagonizaron tal proeza, hubo uno que más que cualquier otro ansiaba la victoria, un jugador que corrió para redimirse: Ronaldo.
Ronaldo Luís Nazário de Lima irrumpió y se consolidó en el universo del balón cual gambeta: estrepitoso, fuerte y con cadencia, inesperado, vehemente y con una genialidad equiparable solo con el ritmo del bossa nova.
La vida después de Francia
Tras aquel escalofriante episodio de convulsiones un día antes de la final y el haber deambulado como fantasma por el césped de Saint-Denis, Ronaldo, “el Fenómeno” que había deslumbrado al orbe futbolístico, quería continuar con el balón y claro, sonreír. Sin embargo, las páginas que estarían por escribirse, posiblemente, hayan sido las más dolorosas a lo largo de su carrera.
La temporada 1998-99 representaba el poder darle la vuelta a la página y dejar atrás los fantasmas. Fue así que Ronie retornó al Inter de Milán con la intención de conquistar la Serie A, pero los títulos con el cuadro nerazzurro parecían negarse; cara bastante distinta con la verdeamarelha, pues Ronaldo se consagró campeón de la Copa América 1999 en la que, además, compartió el título de goleo (5) con Rivaldo.
Más allá de su indiscutible genialidad, el artillero brasileño también estaba en la búsqueda de recuperar confianza en sí mismo, pues parecía haberlo abandonado. Y es aquí donde incluso el tan cuestionado destino le jugaría en contra.
Todo inició el 21 de noviembre de 1999, en el juego (jornada 10) entre Inter vs. Lecce. Un partido que hasta el 49´ no resultaba tener mayor complicación para los nerazzurri, pues para aquellos minutos ya contaban con un marcador favorable de 5-0. Sin embargo, más allá de los goles, todo se terminó por complicarse, especialmente para Ronaldo.
Al 58´el Fenómeno recibió una falta por detrás en medio campo, parecía algo intrascendente, ni siquiera cayó al césped, pero salió del juego y ya no regresó. ¿El diagnóstico? Se rompió parcialmente el tendón rotuliano de la rodilla derecha. Se pronosticaba su baja durante seis meses. La solución fue el quirófano.
Un proceso acelerado
La expectativa por el retorno de Ronaldo resultaba obvia, no solo por la necesidad del Inter de Milán de contar con su ariete, sino también por la Selección Brasileña, pues la primera Copa del Mundo del siglo XX1, Corea-Japón 2002 estaba cerca.
El ansiado regreso a la cancha se dio el 12 de abril del 2000, tan solo transcurrieron 4 meses y 20 días desde la lesión. Pisó de nuevo el césped en un marco espectacular y con un escenario que resultaba más que ideal para Ronie: el juego de ida de la Copa Italia. El Inter de Milán visitó el Olímpico de Roma, en donde la Lazio fungió como anfitriona.
El marcador mostraba un 2-1 a favor de los locales cuando Ronaldo ingresó a la cancha al 58´ (por Adrian Mutu). Tocó algunos balones y de inmediato se notó su presencia, pues los futbolistas del cuadro lazial de inmediato hicieron absolutamente todo para evitar que recibiera el balón como comodidad; cortaron espacios; quedó claro que la marca resultaría férrea. Sin embargo, el 9 nerazzurri se veía con temor para hacer aquello que solo le era posible a él: galopes incansables que, junto a sus dribles descomunales, le permitían evadir rivales con una naturalidad inverosímil e hipnotizar la redonda.
En lugar de aquella valentía inquebrantable para encarar, Ronaldo desperdigó temor, aunque resultaba obvio tras regresar de una lesión grave y de una recuperación que, en perspectiva, incluso resulta acelerada. El Fenómeno solo pudo estar en la cancha durante 6 minutos, pues la tragedia lo acogió.
Tras recibir un pase por parte (al 64:13´) de Iván Zamorano, Ronaldo tomó la redonda y por un instante quiso ser el de antes y fue directamente a encarar al zaguero Fernando Couto. El brasileño condujo el balón e intentó driblar, pero simplemente cayó al césped (al 64:15´), se rompió. La catástrofe sucedió en tan solo dos segundos.
¿El retiro?
La imagen resulta conmovedora, aún habiendo pasado ya 21 años. Ronaldo yace en el suelo; gritando; llorando; tomándose la rodilla derecha con las dos manos mientras estaba en posición fetal; los futbolistas de la Lazio fueron los primeros en alzar los brazos para pedir el auxilio del cuerpo médico. Durante aquellos instantes futbolistas de ambos equipos formaron un círculo alrededor suyo. Ya en la camilla, por la imagen televisiva se ve a más de uno llevarse la manos a la cabeza, quizás compartiendo un poco del dolor por el que estaba transitando Ronaldo.
“No lloraba por el dolor, sino por las dudas que tenía de si volverÍA a jugar futbol”. (Ronaldo)
Las imágenes de Diego Simeone acercándose al nacido en Río de Janeiro para consolarlo, así como las de Christian Panucci tomándose la cabeza ante la escena, son un ejemplo claro del dolor y esperanza que embargó al orbe del balón. Ronaldo se rompió, completamente, el tendón rotuliano de la rodilla derecha. Tenía tan solo 23 años cuando ocurrió esto. Los días siguientes a la lesión tan solo pueden describirse como: incertidumbre.
Comenzar de nuevo
La nueva lesión a la que se enfrentaba Ronaldo incluso resultaba un campo nuevo para la medicina, pues no había historial de cómo recuperarse de algo así. Pero más allá de los comentarios y recomendaciones que recibió, decidió no darse por vencido y, tal vez, encontrar una posibilidad de recuperarse y volver a tener el balón a sus pies. Y la respuesta la halló en París, con el médico cirujano ortopédico, Gérard Saillant.
Tras la cirugía y con un corte de 25 cm en su rodilla derecha, el futbolista comenzó un camino doloroso hacia la recuperación. Ronie carecía de flexión, por lo que tuvo que realizar ejercicios que le permitieran retomarla. Hasta antes de los primeros 8 meses tan solo podía flexionar su rodilla 45°, después aumentó a 90 y terminó en 135.
¿Por qué sufrió de lesiones?
Ronaldo llegó a comentar que cuando sufrió la segunda lesión se preguntó: “¿por qué esto me está pasando? Pensaba que podrían haber sido los entrenamientos, pero terminé por descartarlos. No había una base científica para comprobar eso”. (norvado.com) Incluso comentó que tras la final de la Copa del Mundo en Francia 1998, comenzó a sufrir de tendinitis.
El excoordinador de la lucha antidopaje de la Confederación Brasileña de futbol (CBF), Bernardino Santi, planteó en 2008 respecto a este tema: «Toda la culpa es del PSV Eindhoven. En Holanda dieron anabolizantes a Ronaldo cuando apenas era un niño (tenía 18 años de edad). El resultado fue que su musculatura acabó siendo incompatible con la estructura ósea de su rodilla».
A estas declaraciones, Bernardino añadió: «He hablado con colegas holandeses, personas que conocen bien a los hombres del PSV. No he podido hablar directamente con los médicos del club. Le suministraban vitaminas a Ronaldo porque cuando llegó era muy delgado (llegó al club en 1994). Pero junto a estas sustancias había anabolizantes que pudieron hacerle crecer más de lo que estaba previsto. Los efectos de los esteroides pueden aparecer hasta 20 años después de su uso».
Voto de fe
Ronaldo tenía claro que no quería dejar el futbol y, además, tampoco quería perderse la oportunidad de ser convocado para el Mundial, por lo que durante un año y nueve meses se dedicó por completo a recuperarse. Por increíble que pareciera, logró el alta médica el 8 de marzo del 2001 y regresó a un campo de manera oficial el 4 de noviembre; 1 año, 6 meses y 21 después. Además, por irónico que resulte, su retorno fue contra el Lecce.
Y pese a los cuestionamientos de la opinión pública, Luiz Felipe Scolari depositó su confianza en Ronaldo. Brasil enfrentó en un partido amistoso a Serbia y Montenegro el 27 de marzo del 2001 y Ronie jugó 45 minutos, mismos que le valieron para que su nombre apareciera en la lista final de convocados que asistirían a Corea-Japón.
Si bien la aceleración en corto, así como el encarar a sus rivales con su caótica habilidad de fantasía y sus goles imposibles no desaparecieron, Ronaldo limitó su campo de acción, por lo que sus maratónicas corridas sin tregua hacia el arco terminaron por convertirse en pasado. Su fortaleza física pasó a ser cuestionada y con justa razón, pues se desconocía si realmente había superado las lesiones, más allá de lo que el alta médica representaba. Él era una duda y Brasil una incógnita.
Nuevo look
El camino de Ronaldo recorrió junto con Brasil en este cotejo mundialista dejó números irreprochables. En fase de grupos venció 2-1 a Turquía, ganó 4-0 a China y se sobrepuso 5-2 ante Costa Rica. En octavos de final se impuso 2-0 a Bélgica. Para cuartos, batió 2-1 a Inglaterra. Llegados a semifinales, se midió de nueva cuenta ante la Selección Turca, a la que ganó 1-0. Hasta esa instancia, Brasil anotó en 16 ocasiones, de los cuales 6 fueron de Ronaldo; recibió 4 goles, llegó invicta a la final.
La sorpresa, por increíble que parezca, tras la victoria de Brasil frente a los turcos en la semifinal no fue el marcador, sino el nuevo corte con el que Ronaldo saltó a la cancha. Años después, el mítico 9 del Scratch de Ouro reveló el motivo por el que decidió cambiar de look.
Cambio de guion
El conjunto verdeamarelha se mediría el 30 de junio ante la Selección Alemana. Pero antes de que culminara el guion de esta obra mundial, Ronaldo previno que, como cuatro años antes, existiera un prólogo sorpresivo y dramático. El ariete cambió sus rutinas y no realizó la siesta previa a la final, recordando el escalofriante episodio de convulsiones en Francia 1998.
Es así que el ariete que había deslumbrado al orbe del balón y que no paraba de sonreír, buscaba, por fin, conquistar el mundo. Sin embargo, para tal proeza, antes debía medirse ante uno de los mejores arquero de la historia y capitán de la selección teutona, Oliver Kahn.
Los ojos de orbe no hicieron más que mirar una batalla directa entre las máximas figuras de cada selección, por un lado der Titan y en el otro o Fenômeno. La antítesis por naturaleza: uno intentando profanar el arco, mientras que el otro lucharía hasta el límite por evitarlo.
La gesta se decantó a favor del artillero brasileño, quien logró su cometido no solo en una ocasión, sino en dos. Aunque después se supo que Kahn se lastimó su dedo meñique y anular tras un choque con Gilberto Silva (al 51´). Jugó lesionado, pero su orgullo no le permitió dejar la cancha. Si fue o no la decisión correcta no se sabrá, pues es claro que durante ese momento ningún portero podía haberle hecho frente a Ronaldo más que él.
La pizarra terminó con un 2-0 a favor de Brasil. El 9 de los galos, Ronaldo Luís Nazário de Lima anotó los dos tantos (67’, 79´), mismos con los que logró la Bota de Oro del certamen, pues sumó 8 goles totales. Al 90´, Scolari rindió un homenaje a Ronie y lo sustituyó (Denilson), toda la afición en el estadio Internacional de Yokohama se rindió ante él.
El Fenómeno alzó la Copa del Mundo. Inexplicable cómo pudo contra todo lo que se presentó ante él desde Francia 98´. Aunque estaba claro que estaba acostumbrado a sobrepasar los límites de la realidad. Ronaldo y su redención.
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Por: Ricardo Olín García / @ricardo_olin